domingo, 13 de enero de 2008

Sarkozy

Dile a esa chica que no llame más.

Pastillas para no soñar - Joaquín Sabina



Ya reconocí en su día que yo era de Segolene Royal. Más que nada porque me pierdo por las chicas guapas. Y Segolene lo es.

Sin embargo ganó Sarkozy porque son los franceses los que deben elegir su presidente, faltaría más. Sin embargo leo que en la actualidad está cayendo en picado su popularidad. Más o menos como la de George Bush durante sus 4 años de mandato, que es la caída libre más larga, tanta caída para tan poco batacazo. Al menos en principio. Que la historia se empeña en poner a cada uno en su sitio. Y no hay juez más imparcial que la distancia y el tiempo.

Y pierde popularidad el bueno de Sarkozy porque se está paseando por Europa como un play boy, más audaz que Berlusconi incluso. Con su novia de estreno, que es como un dibujo recortable de los que había que vestir. Lo notorio del caso es que él se nos va pareciendo cada vez más a Alfredo Landa, y ella a esas suecas que compartían plano con él y que se reían de la gracia castiza del mocetón. Aquello era de película obviamente, en el mundo real era poco probable que sintieran el flechazo, bastantes modelos debían tener en su país para fijar la vista en alguien del físico de Landa, aunque siempre se haya gastado ese carácter, además de estar a punto de trueno. Pero es que a algunos les falla casi todo y aún así. Que en la cercanía igual era un cachondo de corazón inmenso.

Sin embargo uno ve a Sarkozy y a Bruni y se pregunta si ella le hubiera mirado siquiera si no fuera presidente de Francia. Y el mismo termina sospechando que no, que a lo más le habría dado la chaqueta para el guardarropía.


Cuentan ahora que Carla Bruni mantiene una feroz apuesta contra los internautas que utilizan programas de los denominados p2p. Que son casi todos. Ella es del cesto donde se resguarda Ramoncín y tantos otros que no colocarían un disco ni regalándolo. Y dicen que ya se ha puesto manos a la obra Sarkozy para llegar más lejos que los Estados Unidos, que es el país que más nombra la palabra libertad y que en proporción menos la disfruta. A un punto del pánico siempre.

Quiere convertir Internet en una autopista llena de peajes. Será el regalo de su amor. Con la primera descarga una advertencia, con la segunda una multa. Con la tercera la suspensión de Internet, que es para visitar las fotos de la feliz pareja de paseo por el mundo. Y para poco más.

En España todavía no pudieron condenar a nadie por descargar música o cine. Simplemente las leyes lo amparan. Supongo que hemos entrado en la cuenta atrás. Pronto uno u otro querrá modificar las leyes para que a los cánones injustos les añadamos un gran ojo que todo lo mira. Haremos el regalo de Sarkozy por amor, pero no nos lo agradecerán igual, tendremos a Ramoncín más contento nada más. Que es más feo y luce menos pero orinó muchas más veces desde lo alto de un escenario. Y que va dando conferencias como una eminencia. Había que grabarle los discursos para venderlos en el top manta.

Sin embargo puede ocurrir que los internautas no se den por vencido, la mayor parte de ellos está resignado a mantener los políticos que hay con sus impuestos. Por mucho que ellos no vayan a ganar nunca la mensualidad de 7000 euros de Pepiño Blanco.

Son mil euristas a lo más. Pero conjurados podrían hacer y deshacer mayorías.

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