viernes, 29 de agosto de 2008

Hacer o no hacer

Quiero bailar un slow, with you,
como aquel...


Slowly - Luis Eduardo Aute



Llevan toda la tarde en el Congreso a vueltas con el accidente de Barajas. Hoy se ha sabido que los de Spanair estuvieron sopesando la idea de cambiar el avión, bajar a la gente y trasladarlos a un avión con menos taras, aunque todas estas fueran perfectamente válidas para hacer el viaje conforme al manual. Del mismo modo se sabe que los controladores aéreos de Barajas estuvieron sopesando cambiar la orientación de los despegues, para ponerlos a rodar contra el viento en vez de con viento a favor. Después de todo el manual dice que ese avión no podría elevarse con viento de cola de 10 nudos, y el día de autos el viento nada más rondaba los 9 nudos de cola. Por eso llevaban un rato pensando si hacer o no hacer. Lo malo de tardar en decidir algo es que mientras tanto ocurren cosas. La maldición del paso del tiempo no es el tiempo en si mismo, sino que pasa, está pasando, es transcurso. Mientras la duda persiste hay aviones que despegan. Mientras se duda si procede o no cambiar el avión se hace tarde y al final no se cambia. Demasiado trastorno, agravado con el paso de los minutos.

El reloj no perdona ni un solo segundo. Y estos años que vivimos no volverán nunca. El mismo verano actual ha pasado casi sin sentir. ¡Y mira que hubo vacaciones de por medio! Pero este anticiclón y esta borrasca han convertido los meses en más de lo mismo. Y apenas encontramos diferencias entre abril, mayo o agosto. Si acaso algunas lluvias más, pero aquí vivimos con una nube de visera. Y el año asoma ya su rendición, pasando con prisa ¿a dónde se cree que va?

Ya lo canta Miguel Bosé, hacer por hacer, hacer pa deshacer, y al final ni los unos cambiaron el avión ni los otros lanzaron el vuelo contra la sustentación del aire de frente en el despegue. Es la historia de las omisiones, que es nuestra propia historia, que el que no sea culpable de no hacer, de dejar correr el tiempo sin más, tire la primera piedra. Claro que nuestras omisiones no tuvieron graves consecuencias ¿verdad?


Yo gestioné, estos días, la migración a Vodafone ahora que aún tengo reciente en la retina el anuncio aquel de las gentes caminando sin ton ni son por la playa mientras cantan la canción de los elefantes que se balancean en la red de la telaraña. Temo que puedan llamarme para ofrecerme alguna oferta irresistible, aunque ya va a hacer dos días de mi primer movimiento, con lo que intuyo que mi gasto mensual no está moviendo grandes huestes a mi rescate de la competencia. Creo que van a hacer como todos estos.

Pensar en hacer, en medio del tiempo.

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