sábado, 30 de agosto de 2008

Jacko y el escolta

Leave me alone.

Leave alone - Michael Jackson



Luego dicen que Michael Jackson está loco. ¡Por supuesto que lo está! ¿Pero no está igual de loco este mundo y estas gentes que lo poblamos y lo despoblamos?

Ayer un escolta de un concejal del Partido Popular tuvo a uno de sus escoltas de discusión acalorada en la estación Abando de Bilbao. Que digo yo que este concejal podría ser algo conciliador y haber terciado como Moisés separando las aguan embravecidas para calmar a ambos hombres. A un lado su escolta en su versión más voceras, al otro el jefe de seguridad privada de la estación, demasiado enfrascado en la discusión para vigilar nada más en todo el recinto. Con ellos también otro escolta que si actúo como intermediador con razones de peso:

- Cálmate que no quiero tener que dar explicaciones a la policía.

Frase extraordinaria y que bien podría salir de los labios de un capo de la mafia. Mientras el concejal leyendo el periódico en el Bocatta, mientras le llegan nítidos los gritos de afuera, en la puerta del local.

La gente asustada de ver a aquellos hombres discutir de aquel modo aunque en ese instante la cosa se pone aún más fea y pasan a mayores. No a pegarse a puño descubierto, sino a mucho mayores, desenfundan las pistolas y como en el lejano oeste, no tan lejano, se tirotean tanto como pueden mientras las gentes que esperan el metro se tiran al suelo aterradas por la situación y por la posibilidad de recibir un disparo. Pero no a todos les da tiempo, a un paisano que pasaba por allí le llegó el disparo al brazo antes de caer por los suelos, aunque el otro escolta falto de reacción al principio pero hábil ahora, siguiendo el manual y su propio instinto de supervivencia pudo poner a buen recaudo a su concejal, no sé si abalanzándose encima o introduciéndose ambos por un estrecho pasillo que diera a una salida de incendios como en las películas. Hizo lo fácil y por lo que le pagan, alejar a su protegido de los disparos, aunque los disparos los diera, parece que todos los que se hicieron, su propio colega de profesión, que como los cowboys es rápido desenfundando y disparando, con una precisión milimétrica de borracho al volante.

Tras dejar al guarda jurado malherido en el suelo cuentan que bajó con tranquilidad pasmosa las escaleras mecánicas. ¿Dónde iría? ¿A tirar la pistola en el retrete?

Luego no me extraña que el concejal se quejara. Yo con menos pongo hojas de reclamaciones.

- "Es injustificado e intolerable que gente que se supone que está para velar por la seguridad de los demás se dedique a resolver sus discrepancias a tiros. Es una locura".

A lo que añadió que su escolta era una persona "educadísima y profesional".

Yo diría más de tan educada se le está cayendo la educación a pedazos, como escamas, y más profesional no puede ser. Vamos que si en su trabajo en vez de llevar un revolver llevara una bomba nuclear hacía desaparecer la ciudad entera.

Así las cosas... ¿qué más da si Michael Jackson cumpliendo los 50 camina por la vida vestido como un adefesio y tapándose el rostro con los pelos?

Es obvio que no está bien de la cabeza, pero si todas sus rarezas son ponerse tiritas en los dedos, operarse la nariz hasta reproducir el agujero negro del universo en su cara, dilapidar una fortuna de cien mil millones de las antiguas pesetas y pasar por un bicho raro sin capacidad de adaptación a la vida humana, sobretodo adulta. ¿Qué más da?

Lo único que lo perdonaremos es el abuso de menores. Pero no sabremos nunca qué pasó. El dinero tapó las bocas y las quejas de los que reclamaban. ¿O fueron los jueces? De una forma u otra el dinero lo arregló todo. Todo lo que el éxito había provocado. Nunca se dio un éxito tan grande ni hizo tanto daño. La sombra del artista devoró a la persona.

Y dentro de unos años, no para nosotros quizá, pero si para los que vengan detrás solamente quedará el artista.

Uno de los más grandes de todos los tiempos.

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