martes, 7 de septiembre de 2021

La Iglesia quiere exorcizar al obispo enamorado porque no cree que eso sea amor, que sabrán ellos, sino que creen que está satanizado. Poseído por Satán, esto es por el amor de una mujer, que cantaba el otro.

Yo no sé nada de curas y frailes, pero ellos que saben dicen que la culpa no fue del chá chá chá o quizá sí, pero que en cualquier caso en el asunto ha tenido que ver, sin duda, diversos problemas mentales, que ya traía de serie el propio obispo desde antes de que no encontrarán a nadie más idóneo que él, lo que no significa que fuera realmente bueno. Tampoco habría mucho donde elegir, no se les puede reprochar nada.

Pero muy bueno no sería, y no solo por su culpa, si era exorcista desde hace 6 años, ocurre que en el libro no pone como exorcizarse a uno mismo cuando revolotean las mariposillas por el estómago, cuando uno ve al ser amado, que nunca fue la figura tiesa del crucifijo. No está preparada la mente para abstraerse del corazón. No hay palabra latina que ciegue la visión siquiera imaginada del ser amado.

No hay exorcismo posible, cosa tan rara esto de los exorcismos, que quizá se obtienen en Comillas y a distancia, ni hay agua bendita que baje la calentura cuando el exorcismo es para combatir problemas mentales, y todo el problema es que el hombre quiera estar con una mujer.

Ay si mira atrás ahora. Cuánto tiempo perdido.

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