viernes, 17 de febrero de 2006

Y sin embargo

Supongo que no es tan raro. Ocurre a veces que el pasado se nos queda atrapado en una canción. Como una carta en una botella en medio del océano que nadie leerá.

En sus acordes, en cada uno de sus párrafos esconde un tiempo determinado de nuestras vidas. La canción apenas dura 5 minutos pero guardó para siempre un período concreto, aquellos días que se habrían difuminado hasta del recuerdo si no fuera porque la canción los trae de nuevo al presente y a uno le parece que los estuviera reviviendo, hoy, ahora, en este instante.

Yo soy del Sabina cantautor, y hace algunos años cuando hacía más teatro que ahora aboné mis ratos libres a su canción "Y sin embargo". La oía con la insistencia con la que me he dedicado siempre a aquello que más me gusta. Eran los tiempos de Teadret, el grupo de teatro de la facultad de Derecho, los tiempos en que conocí a Sestea, cuando no era Sestea sino Rafiki. Y es que siempre he sido de cambiarle el nombre a las personas y a algunas cosas (aunque a algunas cosas es el tiempo quien les cambia el nombre).



Hace un rato tuve una larga conversación con un amigo que en otros tiempos fue quizá el mejor de los que tenía entonces. Me ha alegrado mucho porque imbuidos en la charla volvimos muchos años atrás, cuando la comunicación era más fluida y compartíamos algunos fines de semana en el Perelló haciendo macarrones con tomate para ver la tele, echaran lo que echaran.

Luego el tiempo y los compromisos nos alejaron. Pero hoy hemos regresado a la franqueza de entonces. Como regreso yo ahora mismo, transportado por la letra (y la música) y me digo que 10 años no son nada, están ahí, levitando dormidos en la conciencia, esperando apenas a las primeras notas para aparecer con la fuerza de un tornado, y el que fui se vuelve presente, aquella habitación en la que nos juntábamos formando un corro, en la planta quinta de aquel edificio nuevo con forma de caja de zapatos, de ladrillo naranja, todos alrededor de ese centro vacío mirando en nuestras caras la misma idea, un comienzo que ha de ser forzosamente bueno, dos palabras nada más pero que son un punto de partida para cualquier cosa, dos que por separado no significan nada y juntas son un mensaje para la esperanza, "aquí estamos" y a partir de ahí, notoria repetición, muchos días buenos.

En esta canción de Sabina y en "Say what you want" de Texas hay un año entero de mi vida.


"De sobra sabes que eres la primera,
que no miento si juro que daría
por ti la vida entera,
por ti la vida entera;
y, sin embargo, un rato, cada día,
ya ves, te engañaría
con cualquiera,
te cambiaría por cualquiera.

Ni tan arrepentido ni encantado
de haberme conocido, lo confieso.
Tú que tanto has besado
tú que me has enseñado,
sabes mejor que yo que hasta los huesos
sólo calan los besos
que no has dado,
los labios del pecado.

Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto
sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.
Y me envenenan los besos que voy dando
y, sin embargo, cuando
duermo sin ti, contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.

No debería contarlo y, sin embargo,
cuando pido la llave de un hotel
y a media noche encargo
un buen champán francés
y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor,
nunca contigo,
bien sabes lo que digo.

Porque una casa sin ti es una oficina,
un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera
en el museo de cera,
un éxodo de oscuras golondrinas.

Y cuando vuelves hay fiesta
en la cocina
y bailes sin orquesta
y ramos de rosas con espinas,
pero dos no es igual que uno más uno
y el lunes al café del desayuno
vuelve la guerra fría
y al cielo de tu boca el purgatorio
y al dormitorio
el pan de cada día."



Y sin embargo - J.Sabina / P.Varona, A.G.de Diego, J.Sabina

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