viernes, 15 de febrero de 2008

Thor

Moriría por vos.

Amaral



Yo me quiero comprar un perrete de esos pequeños. Uno de raza Yorky. Tienen la cabecita pequeña llena de pelo y el cuerpecete muy pequeño tambien. Caben en una mano y creo que son muy buenos. ¿Cómo van a ser malos siendo tan pequeños?

Vi un par de ellos el otro día en una tienda de mascotas. Los tenían en un escaparate y los perros se dedicaban a jugar mordiéndose la cola el uno al otro. Eran dos cachorros y se les nota, cuando crecen se olisquean el culo y esas cochinerías, pero ya no juegan. Y el más listo de ambos mordía la clavija que servía para abrir la ventanuca por dentro, imitando a los humanos cuando los sacan de aquel zulo transparente. Eso sí debían tener espejo por el lado de fuera, por donde me encontraba yo, porque a mí no me hicieron ningún caso, como si no existiera.

Claro que hubiera podido desconcertarles tamborileando con las manos en el cristal, que los perros tienen el oído finísimo, hasta los pequeños. Pero leí lo que ponía con meridiana claridad: NO TOCAR EL CRISTAL - Dejen tranquilos a los perros. O algo de este tenor, suficiente como para acobardarme. Si alguien era capaz de encerrar allí a aquellas criaturillas no quiero pensar lo que sería capaz de hacer conmigo.

El perrito costaba 990 euros y estaba de oferta. Que digo yo que es poco dinero para un ser vivo tan entrañable. Daban ganas de abrazarlo y no separarse de él nunca. Convertirlo en tu propio hijo-perro o tu perro-hijo que tanto monta, monta tanto. Y llevarlo por la casa, jugando con un cordel.

Le pondría de nombre Thor, que es el nombre del dios del trueno y de un super-héroe de esos que al contrario de Spiderman ganaba la mayor parte de las veces. Lanzaba un martillo que se comportaba como un bumerán, volvía a la mano, eso sí, tras acertar al blanco.

Lo malo es que yo desconfío de ser capaz de enseñarle algo a alguien. Aunque sea un perro pequeño con ganas de aprender. Y estoy seguro de que terminaría haciendo sus necesidades por cualquier rincón de la casa, y como quiera que hay rincones que visito de mucho en mucho, y no porque mi casa sea un palacio precisamente, intuyo que será mejor no adquirirlo o no quitarle nunca el ojo de encima.

Y esta opción me gusta aún menos. Que uno empieza de ese modo y termina obsesionándose. Con lo malas que son las obsesiones, no dejan razonar con claridad. Terminaría siendo el dueño de todo seguro, con lo minúsculo que es, y lo poco que iba a crecer además. Porque estos perros son de quedarse diminutos siempre, aunque dejen de mirar como un cachorro y empiecen a mirar con el hartazgo de encontrarte tan a menudo.

Y por lo que se ve algunos perros no libran ni siquiera con la muerte. Que quizá ya no es un paso sin retorno. Leo que una señora de grandes ahorros y como no, americana, va a gastar 100.000 euros en clonar a su pit bull. Parece ser que este perro poco menos que le salvó la vida cuando fue atacada por otro can.

Así que cuando el perro murió hizo lo que haríamos cualquiera de nosotros en sus circunstancias, arrancarle un trozo de la oreja y enviarlo a una empresa de biotecnología que debe ser una de aquellas que congelan los restos para guardarlos en la urna contigua al cuerpo de Walt Disney.

Aunque puede ser que le arrancara parte de la oreja aún en vida, eso se colige del texto. Que digo yo que luego el perro es mejor que venga con al memoria amnésica, no vaya a acordarse de esa perrería de arrancarle la oreja como a un toro y haya que esperar la aparición de otro perro para salvarnos del ataque del nuestro. Que gastarse esa fortuna para que el perro nos coja tirria es prácticamente tirar el dinero.

Aunque como lo que ocurre es que el perro es nuevo, puede ser que no se acuerde de nada volvamos a los tiempos de vino y rosas como cuando nuestro perro era pequeño.

Lo único es que la señora seguro que tiene ya un buen puñado de años a las espaldas y probablemente unos cuantos kilos de más. Con lo que malditas las ganas que tendrá de bajar a la calle a correr con el perro para que crezca sano y saludable.

En mi opinón debía dejar la cosa como está. Con el perro incinerado en su urna del salón o reposando en un cementerio de animales donde no faltan flores frescas. Porque puestos a clonarlo para repetir de nuevo desde el principio valdría más que se clonara a si misma. Ama y perro juntos de nuevo sin temor al tiempo. Porque siempre podremos volver a lo que fuimos aún avanzando los años.

O eso o volver a las fotos y a la viejas grabaciones de vídeo.

El perro aparece con tanta vida que pareciera invencible. Yo creo que no va a morir nunca.

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