lunes, 10 de marzo de 2008

El chiki, chiki

El muerto echó a bailar.

El chiki, chiki - Rodolfo Chikilicuatre



Pues parece que hartos llegar a Eurovisión como a la Eurocopa o al Mundial, creyendo que tenemos opciones, este año tomamos el toro por los cuernos y envíamos a ese muchacho con las gafas grandes, el tupé tremendo y la guitarra de pega.

¡El chiki, chiki se baila así...!

Tanto cuidar a los elegidos, tanto escuchar sus canciones para que nos entraran y luego no hacíamos plaza entre los diez primeros. Por lo que este año, quizá sabedores de que no tenemos nada que rascar, porque siempre los habrá mejores que nosotros, envíamos a Chiquilicuatre para disputar no el triunfo, esto es obvio, sino las últimas plazas, que parecen siempre nuestro hábitat natural en Eurovision. Fuera quien fuera a quien poníamos en camino al certamen siempre quedábamos invariablemente descartados tan pronto... Que hartos de esperar a que los demás nos voten con doce puntos, se daba tan rara vez... Hemos decidido ser la risa, que no el hazmerreír si somos capaces de reír con ellos. Después de todo, cuántos nos daban puntos en realidad, quizá Portugal, que nos quería tratar amablemente porque aunque no lo admitan abiertamente reconocen que son la cara de esta cabeza que es la península ibérica. Que somos casi primos, o hermanos o qué se yo.

Que en las retransmisiones de otros años no faltaban las lecturas políticas que nos hacían pagar con malas puntuaciones por los traspiés de nuestra política internacional o por la envidia que siempre, dicen, hemos despertado entre nuestros vecinos de la vieja Europa. Incapaces de asumir entonces que Induráin fuera español, como no asumen ahora que tengamos con nosotros a Gasol, a Contador o a Bardem.

Que se va a hacer, si ¡el chiki, chiki los pone muy tontitos!


Yo no tengo nada en contra, esta es una aventura que apela al humor, algo tan raro fuera de esta cotidianidad que uno prefiere con una sonrisa. De hecho me he echado algunas carcajadas al ver el vídeo, y el comienzo de "perrea, perrea" me parece toda una filosofía de vida. Supongo que porque no sé sabe bien a qué se refiere y las cosas genéricas consiguen más adhesiones que las muy concisas y particulares. Por un lado podría ser hacer el perro, que es hacer más bien poco, o quizá bailar como bailan los valientes que se atreven, como perro y perra mirando hacia el mismo lado.

Por lo demás el tal Rodolfo tiene gracia, eso es innegable. Le he oído una entrevista y no he podido menos que sonreírme.

Lo único que lamento es que haya habido muchos otros que se pusieran a componer una canción con seriedad y quedaran en el camino por esta forma de escoger al artista, que no parece trigo limpio. Pero como dice el dicho, de perdidos al río.

Después de todo Eurovision a fuerza de que perdiéramos siempre había perdido todo el interés. Como cuando nos van a emparejar en octavos con alguien. No importa quién, hasta a Corea los hicimos buenos, ¿o nos hicimos peores nosotros? ¿O nos creímos mejores de lo que éramos? Qué más da, quizá así se revitalice cuerpo y mente. Pues si yo llego a ver dos minutos del certamen será para investigar las caras del personal cuando Chikilicuatre haga el "breikindance" y "maikelyasson" y cómo no, el "robocop". Quiero ver el gesto de nuestros socios europeos cuando les demos en el rostro con la cancioncita de marras.

Los pobres no van a entender nada, la canción es en castellano aunque sea tan poca cosa. Pero van a flipar con el juergueo de proponernos a la derrota descarada.

Después de todo, quizá estamos yendo a un poco mejor. Pero transcurrido un día entero el escrutinio sigue al 99, 99%.

Milagros los justos.

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