miércoles, 16 de abril de 2008

Invisibles

No se va la herida grande que me queda.

Hoy me voy - Juanes



Quería mencionar el caso del fulano que llevaba 8 años maltratando a su madre y que terminó por cortarle la cabeza para bajarse con ella a la calle. La envolvió en un trapo y le iba diciendo que ahora que estaba callada la quería mucho.

Parece obvio que este hombre no estaba mentalmente en condiciones. Pero parece que nadie se dio cuenta hasta que decapitó a la madre. Pertenece a esa gran cantidad de gente harto sorprendente, excéntrico pero inofensivo, uno de tantos de aquellos a los que nunca creeríamos capaces de algo así. Había estado internado dos veces en un psiquiátrico sin que faltaran razones, fue observado de cerca por puntillosos psiquiatras con una determinación final: no hacer por él ni por su madre nada de nada.

Dejarlo correr a ver donde lo lleva el viento o sus acciones.


La cuestión, como tantas otras veces es, ¿se pudo evitar esta muerte? ¿Estaba esta mujer condenada por qué no se podía hacer nada? ¿Es la ley incapaz de proteger a las personas? ¿Son incapaces las personas de encontrar el modo de protegerse?

¿Importaba esta vida?, ¿Importa esta muerte?


Por supuesto ahora saldrán a la palestra unos cuántos médicos de bata blanca y muy mediáticos para decir que este muchacho está desequilibrado. Pero que no hubo forma de anticiparnos a sus obtusos pensamientos. Después de todo puede que fuera de los que lanzaba migas de pan a las palomas, y en eso no había nada malo. Lo que discurriera su cabeza queda solo para el recinto de su casa y para los cortos de miras que lo trataron alguna vez y que ahora se lavarán las manos. Eran las drogas, eran las costumbres, era que se pudo decir más alto pero no más claro.

Después de todo la vida sigue. Lo más honrado es seguir con ella, a ver que tal resulta.


El director financiero del museo Guggenheim ha sido destituido de su puesto de director financiero. Porque estaba desviando dinero del museo a sus propias cuentas. Un defecto como cualquier otro. Medio millón de euros que ha prometido devolver euro a euro. Debe ser que su sueldo de mileurista se le quedaba corto para comprar polos Lacoste originales. O tal vez bastó que pudiera hacerlo para hacerlo. Algunos se creen tan listos que piensan que están por encima de todo y de todos. Si llevaba un montón de años sisando sin rendir cuentas... ¿por qué habría de cambiar ahora?

¿Cómo recorrerá las calles? ¿Qué cara pondrá a los vecinos cuando se los cruce? ¿Habrá alguien que aún le hable de usted? ¿Lo querrán contratar en algún lado apelando a su buen corazón o a su apariencia de marca?

¿Qué queda de un hombre si dejó de ser honesto?

Un paria atormentado sin futuro.

¿Y cómo era antes?

Era un tonto con la suerte de pasar inadvertido. Lo fue todo el tiempo, solamente ocurre que no nos dimos cuenta. Mirábamos sin ver. Se nos hicieron invisibles

Tuvo que ocurrir un suceso revelador. Entonces a la luz descubrimos el detalle.

Si tarde o no es irrelevante, en este milenio lo transcurrido no es nada en comparación a lo que ha de venir.

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