miércoles, 9 de abril de 2008

La soja

Lalalá, lalalá.

The man in me - BSO The big Lebowski



Le han dado a mi amigo Alberto unas pautas para adelgazar. No es que este gordico, pero es que quiere empezar la operación bikini para el verano. Bueno, en nuestro caso la operación bañador.

Hay que tomar una pieza de fruta antes de todas las comidas y beber un preparado de soja en vez de la leche del café con leche.

Yo que no necesito perder gran cosa, nada que no haya perdido ya, me niego a tomar la fruta de rigor, rompería con mi muy observada tradición de no tomar fruta más que en zumos. Aunque hoy hice una excepción con el postre. Vino a vernos el jefe de mi jefe y comimos todos en un sitio a dos pasos. A la hora del postre yo dije muy sagazmente que hay que tomar fruta por ser muy saludable, y me pedí un helado de esos que van dentro de la piel de una naranja valenciana. ¡Si hasta sabía a naranja! Tenía la ramita verde sobre un trozo de la cáscara a modo de boina. Verdad verdadera.

Así que de las dos pautas recomendadas, y estando en plena forma, que no digo yo que no, ni que no esté estupendo, me he acogido a lo de beber la soja dichosa. Que tampoco sé porque le dicen al preparado de soja ¡si lleva soja solamente en el 13% de su contenido! La mayoría es agua, creo, aunque tal vez también algún componente muy químico con poder de intimidación sobre el colesterol y los triglicéridos. La cosa es como si a alguien que le cogiera el bolso a la novia por aliviarla del peso fuera a ser tratado desde entonces como mujer mientras llevara el bolso en las manos. Puesto que ¿cuánto supone ese complemento en la apariencia de uno? ¿un mísero 13% acaso? Así fuera original de Tous.

No podemos coger parte para tratarla como un todo. No es justo. ¿Cómo una porción tan pequeña puede caracterizar la totalidad?

En realidad un 13% no es nada o casi nada. Si en un anuncio nos dijeran que algo es preferido por el 13% de los consumidores que lo prueban diríamos sin temor a ser tachados de esnobs que vaya producto mierda, con perdón. Que si solamente lo quieren el 13% es que es muy malo. Que no gusta a casi nadie. Porque un 13% es casi inapreciable. Un fracaso rotundo.

Menos en lo que respecta a la soja. 13% lo convierte en soja y no hay más que hablar.

Hoy tuve mi primera experiencia. Yo abría la boca para que pasara aquello por la garganta pero no me sabía a nada. ¿Será que ni siquiera abrí la boca? Creo que debo entrenar a las papilas gustativas. No son capaces de encontrarle el sabor a la soja. Además mi café que es como el Nescafé pero de marca pobre, no hacía buenas migas. Que vale que se deshizo más o menos satisfactoriamente, con la ayuda de la cucharilla, claro. Pero no sabía a nada. La soja se comió el sabor del café como prometen que se va a comer el colesterol si es que está alto. Aunque también puede ser que la culpa sea de mi café. Que ese bote lleva mucho tiempo en el armario. Hay que darle en las paredes para que se despegue, y removerle el fondo petrificado A quien se le ocurre ir a mezclar soja de ViveSoy que debe ser una de las mejores con un café soluble de saldo.

Mañana volveré a probar, aunque creo que cuando pueda me vuelvo a pasar a la leche. Que está mucho más rica, y después de todo no aspiro a tener a mi edad los abdominales marcados. Estoy en el punto más alto de la ola. Llámalo cresta, si quieres.

Además las vaquitas son nuestras amigas.

Menos las de la encefalopatía espongiformen bovina. Pero esas pobres no tienen la culpa.

Están locas.

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