jueves, 6 de noviembre de 2008

Digo pese a todo

Quiero bailar un slowly with you, tonight.

Slowly - Luis Eduardo Aute



¿Y por qué pese a todo?

Por que esta es una de esas veces en que vengo sin tener noción alguna sobre lo que voy a escribir. ¿Y por qué vienes? Porque me ocurre como si tuviera un bici estática que costó un trigal, si está ahí habrá que utilizarla. Pero no tengo bici estática, tengo un blog, éste. No costó nada, que uno de estos los está dando blogger y se tiene en 5 minutos mal contados y sólo si el nuevo "escritor de entradas" es curioso a la hora de elegir plantilla. Claro que a la larga tener un rincón de estos se vuelve más importante que un pelotón de bicis estáticas y sin doping. Es la clave de todo, se va haciendo importante con el tiempo.

He intentado encontrar razones en la primera plana de algún periódico, ya se sabe, buscar y encontrar algo que merezca que me pronuncie, a favor, en contra o viceversa, hoy a favor, mañana en contra, según me de, al aire de esta libertad de escribir lo que me parezca. Que en otro tiempo esta libertad mía quizá ya me habría costado un tiro en la sesera, o una tunda de cuidado.

Pero vivo el siglo XXI ahora, y esas cosas ya no pasan (tanto). Además yo aparezco tras un seudónimo, que es ya tanto mío como mi propio nombre. Y nadie me podría reconocer por la calle por como miro desde ahí arriba, porque ahora miro con un cansancio mayor y con una miopía incipiente, que se duerme cada noche al cerrar los ojos.

Pero la verdad es que las noticias no me motivan nada en absoluto. Será porque estoy agotado que iría en taxi hasta la cama, o me dejaría caer de esta silla para dormir en el suelo de cualquier manera, uno de mis ojos ya está en el séptimo cielo así que las dioptrías que estoy empezando a empollar en el fondo de los ojos se me han venido todas al que aún permanece despierto, como en aquellas noches de grupo de teatro en viaje, en que nos juntábamos todos en la misma habitación, con la esperanza de que la noche fuera tan joven como nosotros y que diera para tanto como esperábamos que podía dar. Aunque a la mañana pensáramos que la esperanza era mayor a como resultó a la postre, aunque eso no fuera óbice para volver a imaginar una noche nueva, joven, por vivir. Anhelos de juventud, pesan tan poco que se los lleva el viento.

Escribiría de nuevo sobre Obama, que merece a buen seguro unos cuantos post, y quizá su nombre un día se vuelva como Beckham que por si mismo incita nuevos lectores. Pero la verdad es que hoy no me apetece volver sobre él. Quizá porque me siento un poco como los miembros de su campaña, relajado por el trabajo hecho, y saturado de haberlo vivido tan de cerca y durante tanto tiempo.

Obama acaba de llegar y yo hoy ya me cansé de él.

Creo que voy a ojear los periódicos sin ganas siquiera de leer. Y voy a irme preparando en la idea de que este día se acabó ya. Que estoy pidiendo cama como si viniera de recorrer caminando 50 kilómetros. Vaya suerte de cama, es mía y me va a envolver entero.

De niño me metía en la cama y me tapaba hasta la cabeza. Entonces imaginaba una noche de tempestad, o quizá la inseguridad de este mundo tan inseguro, los rayos quedaban lejos, y los miedos fuera de la cama.

Me sentía la persona más protegida del mundo por donde estaba. Aquella cama era una especie de búnker frente a todo. Era un país sin riesgo de secesión,

era yo blindado.

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