martes, 18 de noviembre de 2008

La madre y el juez

Que pena que no sepas repartir tu piedad.

Zona cero - Ismael Serrano



Leo a estas horas que la madre del portero asesino dice que su hijo es una bellísima persona, que el chaval muerto iría bebido antes de que lo mataran, y que vale, que alguna vez tuvo que ir a algún juicio, el buen hijo, bello por dentro e hinchado por fuera, pero iba de testigo, o eso les contaba y ellos le creían como tiene que ser.

- Señora, su hijo es un animal. Y usted es una mala madre por no saber que su hijo es un animal. Y usted, un mal padre.

Así de sencillo.

La señora teme que le de un patatús. Joer, que ellos hubieran querido que su hijo se hiciera famoso, pero a ser posible no como asesino, que eso está muy mal visto y muy penado.

La suerte que tiene la señora es que no soy juez y que no me cae a mí el hijo santurrón, que cuando se le mueren con el corazón dañado como una cebolla pelada es de sus abrazos.

¡Ay si yo fuera juez y me llegaran contando que la mole patinó en la acera y se cayó encima! Es que con lo gordo que está, lo ha debido asfixiar. Pero dice que no le pegó, que se cayó encima porque ambos se abrazaban cogiéndose de la pechera.

De primeras según me viene el abogado le advierto algo que es muy sencillo, fácil de entender, por tanto:

- Tengo 16 personas, entre ellas un juez, que dicen que tu cliente le estuvo machacando el pecho hasta matarlo. Si no partimos de ahí, que sepas que nos vamos a ir a la parte superior de la pena en lo que a mi criterio queda. Porque yo seré lento como el que más en poner sentencias, y tendré la mesa atestada de expedientes, y las estanterías no se tienen en pie de tantas carpetas que no revisa nadie, y los cuartos invisibles a las visitas tienen caca de ratón, o está todo mezclado, o se le cayó la tinta a las hojas por la gotera, o es todo un desastre como no se imagina Bermejo, pero no me gusta un pelo que me digan cuentos, ni que me cuenten trolas. Así que piensa bien que es lo que vas a pedir para tu cliente, pon las cosas claras y dile que la autopsia es definitiva, y que tal vez sea hora de demostrar la cabeza que no demostró al matar al chaval, la valentía que no tuvo cuando le partió el pecho a rodillazos.

Y el abogado me miraría a los ojos, pensando que él tiene derecho a decir que va a demandar a las televisiones por infamia, que su cliente no golpeó a nadie, e incluso que están barajando denunciar al ayuntamiento por poner pavimentos tan resbaladizos.

Y cuando fuera a abrir la boca, terciaría yo de nuevo.

- Ya lo sabes. Quien avisa no es traidor.




Afrontemos la verdad misma de las cosas. Dejemos de una vez de ser tan miserables.

No hay comentarios: