Difícil descobrir qui soc avui.
Corren - Gossos
Vaya rabia que nos tienen los franceses. Sólo así se explica que animaran ayer hasta el fin a Sorderling en su enfrentamiento con Nadal. Pues está logrado, Nadal ya no es de la partida en Roland Garros 2009, se lo tienen merecido.
En verdad lo más lamentable es que dé igual que Nadal haya sido siempre extremadamente educado, considerado hasta límites insospechados y humilde sin parangón. Importa poco que enfrente tuviera a un enajenado, pues este Soderling es hombre de pocas luces, y las que tiene andan disparatadas y a punto del infarto por norma general. Que no es inventar, pero los psiquiatras encontrarían incubando en él muy diversas patologías.
Así en su penúltimo enfrentamiento con Nadal estuvo burlándose de él, con mala baba, rencoroso y patán por estar camino de la derrota. Pues no lo hacía con ese gracejo de Djokovic, que es un cachondo total, sino con malas artes y con afán de molestar. Y eso sin entrar más allá, en el último enfrentamiento antes de ayer, en Roma hace unas semanas. Logró innovar en esto del tenis, con lo difícil que es. Yo no lo había visto nunca. Primero marcó una bola fuera a dos metros de donde había entrado en realidad, y como quiera que el juez no le dio la razón, pues está siguiendo el partido desde su silla, terminó fuera de si quejándose hasta al apuntador, al comisario de pista, que no daba crédito y que le decía algo así como que para arbitrar ya está el arbitro.
Era Soderling en estado puro, perdiendo los papeles en su intento de hacer trampas. ¿Pero no viste que fuiste de revés? ¿Cómo marcas ese otro bote?
Esos son los malos modos de Soderling, un tipo raro y sin amigos. Alguien que no saluda más que a su sombra. Con una mirada de tarado a punto de demostrar sus psicopatías.
Pero nada de esto importa al público francés. Prefieren aplaudir al fulano porque están hartos de que Nadal les pase, educadamente traído, el himno español por las orejas en cada entrega de premios. Y es que los españoles hacen la historia metiéndosela torcida a los franceses, y repasando nuestros éxitos más rotundos ante sus ojos, para que los vean.
Son nuestro mejor testigo en los triunfos. ¡Y jope que mal les sienta!
Ya pasaba con Induráin, en los tiempos en que nos tiraban las naranjas en la frontera porque no podían ganar un Tour ni con doping de por medio. Y es que era mucha sal para su herida, menudos paseos.
Por no hablar de aquellos deportes en que somos tradicionalmente mejores que Francia, en baloncesto por ejemplo. Claro que ahora si los cogemos el baile puede ser considerable. Por eso ellos malviven en las catacumbas y nosotros disputamos las finales.
Pero alguien podría decir que el baloncesto les da igual, que lo que les va más es el fútbol. Claro que sus clubs profesionales son todos una banda, pero la selección es otra cosa. Un clásico europeo, tradicionalmente mucho mejor que España. Hasta ahora claro.
Ahora España juega, de la mano de sus bajitos, como no jugó Francia nunca en su historia. Vamos que si se cruzan con nosotros son muy capaces de hacerselo encima, con todas sus viejas glorias.
Así las cosas, que luego de todo venga un chavalín, músculo todo, para dar lecciones de tenis en casa, y que además se maneje con exquisita diplomacia, que defienda a las "estrellas" del país, como Richard Gasquet, cuando las pruebas dicen que le va la coca más que al cártel colombiano, les escuece más que una lluvia de ácido en el ojo.
Así que encuentran la solución adecuada. Corear siempre el nombre del rival de Rafa Nadal, sea cuerdo o tarado. Sin dar siquiera una muestra de cariño. 4 Roland Garros tiene en casa, señores, y los dedica para beber cerveza.
Otro menos grande se habría ido de la pista sin saludar siquiera. Pero Rafa Nadal no se equivoca ni en los momentos más calientes. Y luego en la sala de prensa vuelve a dar otra lección. Dice que con lucha no se ganan los partidos, que hace falta tenis. Y dice que nunca le dieron ni una muestra de cariño a pesar de lo importante que es el torneo parisino para él.
Es así, grande en sus reacciones. Yo quisiera ser igual, y quizá lo sea algunas veces. Pero hoy no, hoy no me sale.
Pobres franceses, con esa tortilla sin gracia, que no sabe a nada. Pobrecitos con Sarkozy petano y listísimo, liberando las sirenas policiales para cada descarga. Que grandes innovadores.
Pobres, pobres.
Ahí se quedan con ese torneo Roland Garros. Cada día un poco peor.
Hoy mucho más mierda que ayer. ¿Alguien lo duda?
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