jueves, 17 de diciembre de 2009

Dos semanas

No pido que todos los viernes sean de fiesta.

La tortura - Shakira



Me voy de vacaciones. Puedes jurar que merecidas.

martes, 15 de diciembre de 2009

No soy nadie

Con la paciencia que se acaba.

Buscando visa para un sueño - Juan Luis Guerra



La verdad es que estoy pensando en unirme al grupo de Facebook de apoyo al tal Tartaglia. Que vale, que dicen algunos que está tarado, que estuvo en un psiquiatrico y que dejó de tomar la medicación, pero nadie negará que si había que acertarle a alguien con una figurita de alabastro, ese era sin duda, Silvio Berlusconi.

Yo hubiera podido ser italiano, no me habría importado nada. De hecho en una fugaz visita a Florencia sugerí que nos quedáramos a vivir allí. Yo en un puesto de helados y ella en algún puesto de atención al turista donde no podría más que hablar castellano.

Menudos dos fichajes.


Pero no me quedé pese a simpatizar, por lo general y a excepción de la azzurra con los italianos. Sin embargo es un misterio irresoluble como se dio el caso de que terminaron haciendo presidente del gobierno al menos idóneo de todos. El mero hecho de que controlara las televisiones y fuera multimillonario hubiera tenido que bastar para descartarlo. Es lo sensato, pero lo votaron y salió, el mama-chicho.

Luego han venido sus salidas de tono, que son tantas y tan aburridas de contar que no voy a empezar por ninguna. Deslizaré nada más que este fulano es más impresentable que nuestros políticos, que ya es decir bastante.

Ayer el paisano Tartaglia le acierta con una figura de alabastro que estalló en mil pedazos al chocar con la mandíbula de androide de Berlusconi, como si fuera un cohete que se desintegra antes de alcanzar el sol. Y Berlusconi se duele al principio, pero luego se recupera para la tele, se sube en la chepa de alguien y posa para los fotógrafos como buscando al agresor con los ojos, pero es mentira, solamente busca los flashes.

Es un momento histórico y ha de parecer torero. Le han agredido y allí está, con la cara cubierta de sangre con segundas intenciones. Que nos caiga a plomo en todos los telediarios su apariencia dolida pero digna de sujeto que no entiende que lo odien tanto, tantos. Y lo consigue, puesto que vamos a tener Berlusconi para rato.

Mientras detienen a Tartaglia que acierta a decir lo que habríamos dicho cualquiera en un día de lo más inspirado. Yo no he sido. No soy nadie.

Es nada más la mano que tira la piedra. Pero esa piedra se la hubiéramos arrojado muchos otros, puede que no literalmente, pero sí de otras maneras. Tartaglia es brazo ejecutor nada más. Puede que de aquellos a los que la tolerancia se les vuelve insoportable.

Definitivamente Berlusconi estuvo listo. La cosa no es para preocuparse. Se le han roto un par de dientes sí, pero ahora es una figura aún más planetaria, habrá un antes y después del incidente en Italia, lo habrá en su propia vida que le permitirá subir a pedestales aún más altos, y todo logrado con algo que para otro habría sido entrar por la puerta del hospital para salir en sentido contrario a los 20 minutos. Él requiere hospitalización sincera, dos días internado por los dientes de Berlusconi rotos.

Y lo mejor está por venir.

La reconstrucción facial en el quirófano y el nuevo tratamiento antiarrugas. Nada que no pueda pagar el dinero. ¿Y la fama? ¿También se paga?


Rico e influyente por mor de sus cualidades, las que sean. Poderoso por gracia del querer de los italianos, pero festerete en taparrabos...

...viejo, viejo, viejo por culpa del tiempo.

lunes, 14 de diciembre de 2009

El coche

Una luz cegadora.


Ojalá - Silvio Rodríguez y Pablo Milanés



Anado no necesita coche. Parezco Radomir Antic hablando de mí en tercera persona.

No necesito coche, pero tengo esta semana caprichosa, por estas cosas mundanas de la existencia, lo frágil que podría ser la salud, la muerte que espera en algun parte, lo indescifrable del destino y demás impresiones que animan a comprar por gastar para vivir, por vivir intensamente, por hacer carpe diem que decían que era disfrutar del momento presente como si no fuera a haber mañana.

Pensaba para mí que si me llegara un premio de lotería igual me lanzaba a comprarme un Corsa OPC, sin que importe demasiado de qué cifra estemos hablando, que lo mismo me valdría 300.000 de un cupón del sorteo de Navidad como un boleto premiado del Euromillón con 60 kilos. Pues y no me veo en un cochazo de esos que gastan los futbolistas, no necesito un Ferrari, un Jaguar, ni siquiera un Mercedes, me bastaría con ese coche pequeño. Es todo lo que me compraría para conducir.

Porque ahora he vuelto a conducir. Prácticamente no lo hacía desde que saqué el carné de conducir hace casi cinco años.

Así de valiente es Sestea, pone su Volkswagen Polo en estas gafas y estas manos, pone su vida en esta vida.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Más altavoces

Sigo en silencio su respiración.

Seda y hierro - Antonio Vega





Adelantándome al hecho de que un día me quedaré sordo además de ciego, pongo la tirita antes de la herida, y compro estos altavoces Z 5500 para conectar a la televisión. Para poder oír los informativos, el fútbol, las series, las pelis en DVD, las Blue-Ray y los juegos de PS3.

Y arriba tengo otros de la misma familia, los X 530, pero estos son para oír música en el portátil.

A unos les da por el tunning y a mí me da por estas tonterías. Mis Reyes Magos vienen anticipadamente.

Quiero a ratos un cine, a ratos una sala de conciertos.


Se trata de sentir, sobre todo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Athletic - Valencia

En medio de ningún sitio.

Lisa y Fran - Revolver



La semana pasada estuvimos en Bilbao. Por el puente.

Estuvimos rondando San Mamés dos días pero no pudimos comprar entradas, las localidades estaban agotadas para la visita del Valencia (la vida es pura paradoja). Entonces nos cruzamos, y lo haríamos más veces, con la peña del Athletic de Minglanilla, fíjate que lejos, de un pueblo perdido en la provincia de Cuenca. Allí estaban haciendo ruido y paseando por los aledaños del campo, por el casco antiguo. Lo curioso es que el día del partido nos los volvimos a encontrar, y nos tratamos como viejos conocidos. Al enterarse de que no teníamos entradas nos dijeron que a mediodía sabrían si les iba a sobrar alguna.

Lo cierto es que no les debieron sobrar porque no nos llamaron. Más tarde estuvimos de nuevo por la zona, a la hora del partido, para que yo pudiera comprar una mochila para mi sobrino, y luego buscamos un sitio donde poderlo ver por la tele, cualquiera sirve por allí cerca. Pero como quiera que la calle Licenciado Pozas no es tanto como cuentan, acabamos por marchar hasta el hotel para poderlo ver cómodamente sentados ante una pantalla de plasma.

Y allí ocurrió lo inaudito. Aunque quizá no tanto, si uno lo piensa bien.

Me vi ante la tele rodeado de un grupo de aficionados del Valencia, como me ocurrió toda la vida, cuántos partidos con mis amigos del Pere, yo sólo en franca minoría, claro que esta vez me ocurría en Bilbao y mi sudadera del Athletic volvía a parecer extranjera, esta vez en su propia casa.

Otra vez en silencio como si estuviera en las gradas de Mestalla.

martes, 8 de diciembre de 2009

La Haidar

Cuando te cansas de sufrir siempre me dejas.

Catorce vidas son dos gatos - Fito y los fitipaldis



Yo soy de escribir sin saber siquiera de las cosas. Soy así.

Así que de Haidar sé poco más que las cabeceras de los telediarios. Y puede que esta paisana sea toda una heroína en el mundo y viaje a recibir premios que la congratulan y la dan nuevas fuerzas para reclamar la independencia del Sáhara Occidental, pero hasta donde alcanzo no puedo menos que maravillarme, a la par que sorprenderme, por las muchas molestias que está ocasionando, que son tantas como las que nos estamos tomando con ella.

Porque vamos a ver, ¿no quiere un pasaporte español para poder regresar a su país con sus hijos? ¿Y eso por qué? Dice que volver con un pasaporte español sería como regresar a su tierra como una extranjera ¿alguien vio una gilipollez más grande? ¿no tenía antes uno de Marruecos que le fue retirado para dejarla en este embolado? Pues si antes viajaba con uno de allí, pese a ser el país que ocupa el suyo, digo yo que podrá hacerlo ahora con uno de España, que probablemente sea subir un escaloncito en el prestigio de turista que espera en la aduana a que le pongan el dichoso sello. Sin embargo la mujer se ha hecho fuerte en la tontería. Después de todo estas cosas de hacer entrar cruzar la frontera a alguien sin pasaporte solamente ocurren en España. Son cosas muy de Zapatero, que se ponía detrás de una ZETA gigante para dar los mitines.

Ella dice que está dispuesta a morir por dignidad y todas esas palabras grandilocuentes que en este caso no es más que testadurez y ganas de dar la tabarra. Los marroquíes mientras tanto, con el respeto habitual hacia nuestra diplomacia y quién sabe si cobrándose unas cuántas cuentas pendientes dicen que no la dejarán entrar en el país sin que haya pedido perdón al Mohamed, que es gentuza, indudablemente. Y claro, si lo tenemos crudo para lograr embarcarla documentada, mucho más para que pida perdón a nadie, y mucho menos a ese fulano. Así que aquí estamos, con ella cruzando el día 23 en huelga de hambre. Es un símbolo con fecha de caducidad. Y todos los medios volcados en ella para ver si logramos resolver lo irresoluble.

Cuenta el juez que no va a autorizar que la alimenten para que se respete su voluntad. Es uno más en este circo. La médico forense la visito el otro día, dice que no hay riesgo por ahora. Claro que yo que soy de opinar muy bravamente, sin que nadie se lo tome a mal, por mí se puede quedar en donde está, empecinada, con su rincón privado en el aeropuerto de Lanzarote. Si no quiere soluciones tal vez es que no las hay.

¿A alguien le importa el mendigo que duerme las noches en todos los cajeros o al raso bajo los cartones? ¿Alguien le preguntó cuando fue la última vez que comió?

La última noticia es que le ofrecieron una casa y todo tipo de atenciones mientras dure la cosa. O quizá una casa para siempre para que pueda traer a sus hijos a vivir, un poco mejor, como asilada política.

¿Sería esto lo justo?

Sus convicciones no se venden. Dentro de unos años sus huérfanos presumirán de dura de mollera. Tendrán una historia estupenda para contar. Un orgullo hondo.

Lo malo es que de ella, recuerdos vagos.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

El juez y el gordete

Peor es no querer saber quien eres.

Agua pasada - Joaquín Sabina



Al tal De la Rúa le han dicho que ya no va a repetir como amiguísimo de Camps desde el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. Y no porque su parcialidad quedara demostrada, no porque sea chanchullero y presunto prevaricador, dicho esto con perdón, que lo último que yo quiero es verme enfrentado con el fulano, juez y parte, en un juicio en donde no haya quien me eche una mano.

Los conservadores, que piensan todos más o menos igual en todas las cosas, lo desprecian ahora porque han encontrado un delfín que les gusta más. Y él se ha quedado con las ganas de llegar a la jubilación mandando, lo mismo lo que es de justicia que lo que la amistad depare. Así que esperará cumplir la edad del retiro, imagino, farfullando su suerte de magistrado raso impoluto.

La justicia de este país tiene esas cosas. Que a veces, como las películas, acaba bien. Mira al chaval de 10 años que pesaba 70 kilos. Les dijeron a sus padres que se lo retiraban por el bien del menor y ellos ni caso. Ni falta que hace que lo hagan.

Hasta que les han amenazado con un par de delitos administrativos, desobediencia y esas cosas de larga toga. Como si fuera lo que más debe preocupar a esos padres. Tenían la mala costumbre de dejar que el niño limpiara los platos sin pasarlos por el fregadero.

Ahora van los abuelos y se lo entregan a la Xunta por orden de los jueces. Igual hasta es mejor.

La verdad es que así, desde lejos y con la cara emborronada por la tele, ni siquiera parece tan gordo.

Yo lo devolvía.

¡¡¡Ragrf1!!!

Si pudiera exorcizarme de todos.

Ciega sordomuda - Shakira



No se me ha caído un martillo en el dedo del pie.

Así se llama el genoma que nos pone a los hombres la pierna encima. ¿Por qué acaso nadie se ha preguntado porque hay más viudas que viudos? Y no me valen los viudos que quedaron en estado, de viudos quiero decir, por accidente de tráfico, encuentro con ferrocarril o cualquier otra forma de accidente desgraciado que pone fin a la vida de sus parejas. No me valen por tanto tampoco las víctimas de violencia de género que no están con un hombre sino con un orangután con el cerebro de un chimpancé retrasado. ¿Alguno podría ser feliz? Hablo de las ancianas que mueren siempre después que nosotros en la vejez apacible de la vida, cuando todas las tardes son anaranjadas y los meses no tienen pendiente nada más que el día de cobro de la pensión.

A igualdad de condiciones, ellas duran más. ¿Están mejor hechas? ¿Es su estructura más resistente? Son más bonitas, eso es seguro.


Puede que nazcamos al tiempo, pero sea como sea, sin sobresaltos, están predestinadas a sobrevivirnos. Y yo pensaba que esto era porque ellas son más malillas que nosotros, y le van a perdonar peor a la muerte que las quiera llevar con ella.

¿Más malas?

¿O no tienen más esquinas?

¿O no son más desconfiadillas?

Pero también son más listas, digámoslo todo. Nosotros somos, la mayor parte, unos benditos. A los que das un partido de fútbol y una cerveza y no molestarán nunca a nadie (ni prácticamente se molestarán por nada más, tampoco).

Pero no es porque la muerte sea mujer y por tanto, en buena lógica, nos haya de seducir mejor y más fácilmente a algunos de nosotros. Es por un genoma invisible, indetectable incluso en la introspección más concienzuda, que heredamos de nuestros padres, y aclaro que quiero decir del padre de cada uno. Lo lleva en el esperma, que es tan capaz de poner fecundar el óvulo como de condicionar la duración de la existencia del niño por nacer.

¿Y cómo sabemos tal cosa? Pues por los ratones, a los que hacemos mil perrerías en los laboratorios. Mezclando probetas y potingues varios consiguieron crear ratones sin el gen maldito y se encontraron con que vivían un tercio más que sus vecinos normales. Por eso ellas se hacen viejitas lindas y nosotros habitamos camposantos. Que ni siquiera visitan, además, lógicamente se pierden las ganas. Porque al final estar sola no fue tan malo...

Así que quizá no heredemos del padre más que este cabello sin igual y este envejecer galante. Y el gen que nos pone fecha de caducidad, claro. Pero no un piso donde meter el cuerpo.

Para ese hay que hipotecarse.

Claro que bien mirado ¿quién querría llegar a la vida para no vivir hipotecado?

Quien no sienta la alegría de adelantar el vencimiento de un préstamo se está perdiendo una satisfacción absoluta. Mayor que contar un notario por cada hijo.


De todos modos yo le encuentro al estudio algunas lagunas por mucha revista científica que lo publique.

Pero soy un hombre...