jueves, 28 de julio de 2022

"El domingo de Carnaval, después de salir de guardia del hospital, fue Hurtado al baile. Eran ya las once de la noche. El sereno le abrió la puerta. La casa de doña Leonarda rebosaba gente; la había hasta en la escalera."

El árbol de la ciencia - Pío Baroja

Traigo ese fragmento fragmento por lo del sereno. El libro es de 1911. Mucho tiempo atrás. Mucho antes de vivir con la cara pegada a un móvil. Cuando había serenos. Los he buscado por Internet. Quiero saber qué fue de ellos. Para qué servían exactamente. He aquí un artículo muy interesante.



domingo, 24 de julio de 2022

Casado se ha quemado en la guerra con la otra, a la que despreciaba por simplona y que sin embargo era guapa. Y carismática. Él también lo era pero escogió el bando de aquel otro, que ya he olvidado, que era un mafias tan arrogante que no había quién lo tragara, para salir al final ambos escaldados, y parece que enemigos de los de echarse la culpa mutuamente, cuando es de los dos. 

De la roja que también menciono solo decir que en el texto va el último pensamiento que tuve por ella. Vivo la nostalgia del mundial como de un sueño perdido que nunca ocurrió y me parece mentira que fuéramos tan buenos en algo, aunque ese algo ya no me interesa.

Respecto a Pablo nada más decir que es noble, que tiene el corazón de oro, que es principio y final de todas las cosas, la razón última de querer ser feliz por hacerlo feliz a él.

Es un amor todos los días. Pero en los días mejores me pregunta si le voy a dar la medalla de oro, que es un algo simbólico que significa que hizo un día de 10. Y si le digo que si, que no es cosa de todos los días, se sonríe porque le gusta sentir que su papá está tan orgulloso de él. Por mucho que ese algo no sea nada, ni siquiera una chapa que atar al pecho, y mucho menos que los muñequitos Superthing que tanto le gustan. Me dice si hoy le voy a dar la medalla de oro y me escucha hacer balance. Unos días nos sale que sí. Otros no.

"Yo recuerdo… Recuerdo… Pero lo que más recuerdo son las caras de ustedes. Nunca las olvido. Tengo millares de rostros en la memoria, las caras de todos los niños del colegio. Si ustedes vienen a verme en los años venideros, como espero que lo harán, yo trataré también de acordarme de sus caras de hombres, pero no lo voy a conseguir, porque ya estoy muy viejo y no me voy dando cuenta de nada. Y si después nos encontramos, no los reconoceré, y ustedes dirán: «El buen viejo no se acuerda de mí». Pero no es eso. Yo los recordaré siempre, tal como los he conocido en el colegio. ¿Qué culpa tengo yo de que ustedes hayan cambiado? Yo tomé las instantáneas para mi memoria en la clase, en el patio, en la cancha de juegos, y allí siguen siempre niños, con las miradas brillantes, las risas y los pelos al viento, ingenuos y alegres."

Adiós, Mister Chips! - James Hilton 

viernes, 15 de julio de 2022

«Sólo desaparece la gente que tiene algún sitio adonde ir»

Marina - Carlos Ruiz Zafón 

Llevo un tiempo sin venir, sin escribir. En los últimos tiempos falleció mi suegra y nos dejó a todos con la sensación de que no puede ser posible. 25 años han pasado desde que la conozco, y en ese tiempo seguro que he pasado más tiempo con ella que con mis propios padres, tal ha sido siempre el empeño de Sestea de que nos acompañara en todo. Era incorregible en sus dolores, siempre quejándose como una letanía esperada por anticipado. Pero precisamente por esperadas sus quejas no alarmaban a nadie, eran cosas que ella te contaba sin urgencia alguna, como si fueran así porque así tenía que ser. Hubo un tiempo en que se quejaba de un espolón en el pie y sus hijas gastaron 70€ en unos zapatos especiales solo para descubrir después de que no había espolón ni nada. Sólo una queja que iba desplazándose por todo el cuerpo como pasando revista de las distintas partes.

Ha sido algo inesperado que nos deja ante la difícil tarea de empezar a vivir una vida distinta. Nueva pero peor. Que me recuerda mi pregunta de dónde va el amor, no el de los que nos quedamos que lo sentimos como al fondo de un abismo que nos aleja de la vida, sino el de quien se va. Dónde va ese amor. La certeza ya conocida de que el amor no lo puede todo aunque lo justo sería vivir por siempre mientras haya amor. Es imposible imaginar un amor mayor y más entregado que el de sus hijas. Tan exagerado que rayaba lo inmerecido, no tenía que hacer nada para tenerlo, no estaba sujeto a mérito alguno, lo tenía sin más, porque sí. Y el amor se tornaba en este caso en lo más preciado de la vida, puedo ver claro que no hay nada de mayor valor, era el tiempo, el tiempo para dedicárselo a ella.

Ahora el dolor de la ausencia, también para Pablo, que recién comienza y ya ha perdido aunque él casi no se de cuenta. Me doy cuenta yo, cuando la recuerdo diciéndole "Mi chico" y me encuentro ante un porvenir huérfano de un futuro con ella. Yo que he leído tres libros sobre el duelo para empezar a entender lo que de ningún modo puede entenderse, que me ha devuelto a la impresión más básica de la vida. A lo esencial que pende de un hilo como nosotros. Somos animales vivos por un rato. El ñu que cruza el río entre cocodrilos y corrientes. Estamos mientras estemos y después dejaremos de estar aunque el mundo siga girando y la luna salga todas y cada una de las noches. Todo es accidental. Cumples años y un día dejamos más cosas atrás de las que encontramos por delante, y sentimos las ausencias como si la vida fuera una ciudad en ruinas, la ciudad que una vez conocimos.

martes, 12 de julio de 2022

"A mí me encantaba cuando mi padre se ponía así. Mientras le oía hablar durante mis años mozos, empecé a comprender la importancia que tenía ser capaz de entusiasmarse por algo en esta vida. Él me enseñó que si te interesas por alguna cosa, sea cual sea, debes volcarte sobre ella con todas tus fuerzas. Abrazarla con ambos brazos, apretujarla, amarla y sobre todo apasionarte por ella. Si no hay entusiasmo nada vale la pena. El simple acaloramiento no basta. Hay que ponerse al rojo vivo y apasionarse al máximo. Si no, no vale la pena."

Mi tío Oswald - Roald Dahl 
Shine ☺️

Shine - Charles & Eddie

lunes, 11 de julio de 2022

"Cuentan que había una vez un hombre que fue a visitar a un rabino muy famoso, para hacerle una consulta religiosa.

    Cuando entró en la casa vio que estaba totalmente vacía. Solo había dos banquetas, un colchón tirado en el piso y una mesa muy rudimentaria.

    El visitante hizo la consulta y después le preguntó al rabino:
—Perdón, rabino, ¿dónde están sus muebles?

    Y el rabino le dijo:

    —¿Dónde están los tuyos?

    El hombre contestó:

    —Yo no soy de esta ciudad, estoy aquí de paso.

    —Yo también estoy de paso —dijo el rabino."


El camino de las lágrimas - Jorge Bucay