jueves, 29 de septiembre de 2005

Envenenadores

Ismael Serrano tiene una canción en su último álbum en que retrata la actualidad. No es nuevo en este cantante comprometido con lo que ocurre. Habla de Irak, de guerras preventivas y cita a un loco, borracho que no escucha a nadie, sospecho que se refiera George W. Bush, pero no es seguro, pues es cierto que Bush tuvo problemas con la bebida en el pasado pero no los debe tener hoy. Respecto a lo de loco, yo lo dejaría en tonto nada más. Y en lo de que no escucha a nadie no podría estar más en desacuerdo, probablemente es manejado desde la sombra por individuos menos expuestos a los vaivenes de la consideración votante. En este caso el envenador sería el que susurra los siguientes pasos, los radicales de la derecha que encuentran a faltar estrellas y rayas a la bandera. Los medios, televisiones y prensa que dan la versión oficial de una historia que tiene otras lecturas.




A la envenenadora de Melilla la condenaron por fin a 84 años de presidio. Mató hace 14 años a su hija Florinda, de 5 meses suministrándole un veneno que no le trajo más consecuencias que las deseadas. Quitar de en medio a quien no se quiere. Tan felizmente resuelto para ella, era cuestión de tiempo que volviera sobre esos antiguos usos. Decidió envenenar mes a mes a su marido mientras se nominaba Fogosa en el chat. Viuda desconsolada con tanto que ofrecer a poco que enviude.

El marido murió entre padecimientos y drogado para que no pudiera pedir socorro. Tumbado a todas horas hasta el fin.

Algún tiempo después inició idéntico tratamiento con su hija de 15 años y con el niño de 12. Escollos hacia la libertad. "Querían ir con su padre", dice. A ella la mató del mismo modo, los analistas encontraron en la botella de agua de su mesita de noche el mismo veneno que le venía suministrando. En la botella de agua que la despidió al hospital para no regresar, que sus últimos tragos fueran igualmente amargos y efectivos.

El crío se salvó por los pelos. No hubiera durado mucho más. Lo salvó que muriera antes su hermana.

Francamente, ojalá este veneno de mujer se pudra en la cárcel. Guantánamo sería un buen alojamiento. No habita conciencia. Día tras día envenenando a sus vástagos, suministrando drogas y tranquilizantes, hora tras hora viendo ese deterioro progresivo. Preparando un preparado más.

Cobardes desde donde nadie los observa, destruyen.

lunes, 26 de septiembre de 2005

Nube negra

Vi el otro día a Joaquín Sabina en el programa de Buenafuente. Era la primera vez que veía ese programa y me decepcionó. Me decepcionó el famoso Neng, que es una moda condenada a la extinción. Pronto se cansarán los mismos que lo imitan hoy sin cansancio.

Decía Sabina y Buenafuente quedó atónito y farfullando, que "la poesía es el dinero", y a muchos de nosotros se nos cayó el palo del sombrajo. No se puede negar que Joaquín es sincero, eso piensa él y lo cuenta. Nunca fue de los de morderse la lengua. Por eso mete la pata tanto y recibió tantas bofetadas.

Lo malo es que algunos esperábamos otra cosa, alguien que siempre parece de vuelta de todo, pero con la experiencia de los años, con mucho por mostrar. Esa conclusión tan poco esperanzadora, todo está en venta, y por lo tanto accesible al mejor postor...

Ahora, oído su nuevo disco "Alivio de luto" uno vuelve a pensar que cuando se pone a escribir concita a las hadas. Que es capaz de encontrar las palabras justas para expresar mejor que nadie algunas cosas. Algunas tan difíciles como la depresión, que ha vivido y de la que va saliendo letra a letra.

"cuando soy lo que soy en un espejo roto, ... cuando es tiempo perdido, preguntarme qué pasa"

Haciendo canciones así se le puede perdonar todo.

domingo, 18 de septiembre de 2005

A palos

Leo que una gallega ha sido multada con 6000 euros por apalear hasta la muerte a un burro de su propiedad. Siento la muerte del animal y me alegro de que a la fulana le toquen el bolsillo de verdad, no como una broma, sino para hacer agujero. El agujero que le falta en la conciencia.

Suerte tendrá si no hay un futuro gobernado por burros, otro planeta donde vaya a caer para que le den idéntico trato que al pobre animal. Dos guardias civiles lo encontraron agonizante atado en su propiedad. Al día siguiente la policía local ya lo hallo enterrado. Zutana dice que le quería pegar con una maza. Sus últimas horas, inconsolable...

Así pierda la propiedad. Hay que tener muy mal carácter, ser muy malo para apalizar a un animal así.

Al menos esta vez no quedó impune. Además la señalarán los vecinos del pueblo, dirán "ahí va la asesina de burros", los niños correrán con miedo al verla llegar.

Dio muchos palos, ahora se lo dan a ella. Veremos si así aprende.

domingo, 11 de septiembre de 2005

Efecto "boomerang"

Que las relaciones en la política recuerdan a la infancia es algo observado. Solamente hay que ver a los diputados en el congreso hablando al tiempo y pateando. Lo mismo que un patio de colegio. El profesor, en este caso presidente, intentando poner orden. Llamando la atención a unos y otros. Los políticos son como niños y por eso sus caricaturas resultan entrañables, por eso sus guiñoles caen tan bien.

Hace tiempo, tras la gestión del gobierno de Aznar del atentado que mató a 192 personas en Madrid, reparé en un comportamiento llamativo. Cuando desde la oposición entera se les tachó de mentir a la ciudadanía, de ocultar la verdad. Nunca un gobierno democrático estuvo en una legislatura tan enfrentado al resto, tan solo en sus posiciones, aunque con la fuerza de un rodillo en cada votación. Decía que se tachaba a Aznar y su gobierno de mentir, yo mismo lo he creído así, desde luego por la proximidad en aquellas fechas de elecciones generales. Pero lo notorio del caso fue la respuesta desde el Partido Popular. A aquel que lo acusaba de mentir éstos lo acusaban de mentirosos. Devolver el mismo agravio con el que te califican. El tú más de los niños y que funciona igual que a ellos. La madre se desconcierta viendo a sus hijos llamarse lo mismo y no sabe a qué atenerse. No sabe cuál de ellos tiene razón.

La opinión pública asiste harta a estos juegos de niños, convertida en partidaria con paciencia para justificar cada error de los que mejor le representan. Diputados mangantes que llamarán mangante a quién descubrió sus mangoneos porque en el fondo pensamos que todos mangan. Ensuciarán el prestigio del otro con los mismos agravios que se reciben y estarán haciendo política de altura, simplemente porque en la batalla, confundir es una forma de empezar a ganar.

viernes, 9 de septiembre de 2005

Cae su popularidad

Leo que la popularidad de George W. Bush ha caído al 41%. Un mínimo histórico, un verdadero desplome. Yo que leo hoja a hoja a Lázaro Carreter y su arsenal de dardos, hubiera cogido su testigo para defender el idioma sino fuera por mis limitaciones. Soy como uno de aquellos caballeros medievales ante la posibilidad de llevar a cabo algo heroico. Doy un paso adelante y grito: "Me presto". Una misión difícil, para valientes, en pos de recuperar o restituir alguna cosa más allá de la confluencia de caminos. Se me mira de arriba a abajo unos segundos y se me descarta, con razón. Otros con más preparación llevarán a cabo la misión. Otros defenderán con más criterio el idioma, aunque yo seguiré atento por si hallara algún gazapo.

Hoy creí hallarlo aunque me di de bruces. Me parecía rara aquella caída en picado de la popularidad de Bush. No porque se diera, lógicamente tarde o temprano al tonto o al malo se le descubre, y más rápidamente si se dan ambos defectos a la vez. Sino porque yo tomaba la popularidad como sinónimo de fama, y no podía entender que una mala gestión, o muy mala, hiciera caer el conocimiento del incauto por la gente. Se hundirá su prestigio, pero lo conocerán lo mismo, quizá mejor pues lo bueno se acabará olvidando, pero los fallos y errores cuando son graves agarran como la mejor planta trepadora y no se olvidan fácilmente. El caso es que tras mirar el diccionario compruebo que el error fue mío. La popularidad en su definición tiene mucho de aceptación, así que cuando leemos que su popularidad ha rebajado hasta el 41% debemos entender que solamente le aprueba ese porcentaje.

Los sabios medievales tenían razón. Mejor que vaya otro, en cualquier caso como bien sabía Lázaro Carreter es masaje cardíaco a un muerto. Yo quedo para menesteres menos ambiciosos, aunque igualmente dispuesto a deshacer entuertos por si un día acierto.

jueves, 8 de septiembre de 2005

No le llames diario

Yo escribía de chavalillo un diario. En realidad fueron varias libretas de esas buenas, de tapa dura. Al colegio llevaba las más baratas, total para lo que habrían de albergar. A las cosas de los sentimientos siempre les di importancia. No hubiera quedado satisfecho volcando pensamientos sobre cuadernos de saldo.

Luego más crecidito y ya embrujado por este sub-mundo de Internet. Paralelo al real y tan real como aquel, inicié el primer Vivo y Digo, sigue colgado en su sitio, infectado de publicidad pero sin perder una coma ni ganar en sensatez.

Siempre creí que en los cuadernos y en el diario-web uno debía hablar de si mismo además de despotricar libremente, con el arma de las palabras, contra todo lo que no gusta o nos gusta poco. Sin embargo tanta batalla inútil contra molinos de viento ha terminado por arrinconar el pensamiento sobre mí y lo que siento, como si unos invitados tomaran la casa del anfitrión y lo obligaran a dormir y vivir en el frigorífico.

Tampoco hoy hablaré de como me siento, aunque sienta tanto que la palabra mucho no alcanza.

martes, 6 de septiembre de 2005

Demasiada pena

Homer Simpson reprime su rabia en uno de los capítulos y como consecuencia le salen unos bultitos en el cogote. Yo, me doy perfecta cuenta, no reprimo mi rabia, la expongo por norma general en este weblog para que anónimos viandantes de la Red sepan que rabio y despotrico (como consecuencia).

Leía el otro día que la pena impuesta al bailaor Farruquito, 6 meses por atropellar y otros 6 meses por huir sin socorrer, para qué, si el atropellado murió... Pena que ya quedó claro que a mí me parece una broma macabra, como acudir a un velatorio a cagarse en la madre del muerto, o peor aún, juez y acusado bailando la lambada, un "agarraditos" sobre la tumba caliente al sol del mediodía, o un zapateado con mucho arte, el mismo que se gasta el sujeto al acelerar a fondo en la escapada.

Pues esta condena que es como un mal chiste, como escupir en la cara de un manco, que es un desatino inconcebible le ha parecido al muchacho o a su abogado, dispuesto como está a demostrar que todo el monte es orégano, demasiado severa. Quieren boleto en la feria de los atenuantes, vez en la tienda de rebajas. Han decidido al unísono supongo, en vez de taparse y dar gracias por lo tocada que el estudio dejó alguna cabeza, interponer un recurso. Creen que lo ocurrido es apenas una falta, quizá terminen pidiendo en último término, algún tipo de indemnización por la abolladura del BMW. No olvidemos que se llevó a otra ciudad a reparar, lo que sin duda debió encarecer el trámite.

Farruquito seguirá bailando, sudando y ganando, alguien le lanzará flores y él pisará encima enajenado de baile. El juez que se tomó a risa la vida del que yace enterrado seguirá con sus desvaríos desde el mullido sillón, anhelando el tiempo en que le alumbraron los focos de la fugaz fama y vio su nombre en el periódico. Quizá mueva los pies bajo la mesa al son de fandango o bulería.

Benjamín Olalla seguirá en su sitio, arrebatado a la vida, como un recuerdo. Quizá ya sin flores, como si no hubiera vivido. O tal vez su viuda si lo recuerde, con el poso triste pero ya relativo que le da a todo el tiempo, del tenor mismo de los sueños irrealizables.

domingo, 4 de septiembre de 2005

Una ciudad arrasada

Aún no habían comenzado los aviones americanos a arrojar bombas sobre Irak. Aún se tenía la impresión de poder evitar la carnicería de una guerra. La Santa Sede con el Papa a la cabeza, ya en sus últimos meses, llevó a cabo cuantas medidas diplomáticas tenía a su alcance. De poco sirvió a la postre, la guerra con su cargamento de destrucción y muerte se produjo y perdura hoy. Entonces, en aquellos lejanos días, un titular llamó mi atención, el portavoz de Juan Pablo II trasladaba en su nombre algo que sonó a dura advertencia: La acción de guerra "clama venganza ante Dios".

Hoy vemos con asombro que la primera potencia mundial asiste impasible a un desastre natural que nadie se atreve todavía a calibrar. Bush reconoce contra su costumbre que han existido fallos, no se ha reaccionado a tiempo ante la catástrofe. Hay más, la acción del huracán era perfectamente previsible, ya lo habían anticipado diversos organismos, pero la financiación se dedicó a la cruzada particular de Bush contra el terrorismo, es decir la invasión de países y el transporte de tropas al otro lado del mundo.

Viggo Mortensen pide la prisión para George Bush que aún sonríe incomprensiblemente antes de iniciar su discurso. Probablemente bastará con que los mismos que lo auparon lo destituyan ahora. Al final de cada error pagan siempre los más pobres. Vidas humanas que desaparecen para siempre.