Pero en vez de eso algunas vacunas han ido a parar al brazo derecho o izquierdo de los políticos, al brazo de los de la Jemad, que no sabíamos que era ni que servía para algo hasta que nos enteramos que sí, que para ponerse la vacuna ellos primero, antes que nadie.
La explicación a todo esto, por mucha literatura que se quiera hacer es sencilla. Rige el dicho aquel, que era refrán de sabiduría popular, actualizado en el tiempo, evolucionado a la actualidad:
"Vaya yo caliente, muérase la gente".
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