Casi sin darme cuenta, se me ha ido el año por entero. Consumí el 2000 casi tan rápido como acabé con el 99. Y hace poco, tan despistado como soy, me vi escribiendo en una fecha el 99 en el lugar del año, en lugar del 2000, correspondiente. Que ahora estamos a punto de apurar. Y al hacer algo así, al equivocar fechas, yo que me equivoco con frecuencia, volvía ya a un día vivido, aunque perdido en el olvido. Como un mito de película consiguiendo vivir un día, el mismo, dos veces.
Se nos fue el año, y a la vez también el siglo, esta vez sí, aunque nosotros lo celebráramos con gran alborozo al fin del 99, no fuera a ocurrir que el verdadero cambio, el que respaldan como cierto los científicos y los hombres con conocimiento, nos cogiera en otra cosa, es decir, en otro mundo. Hicimos bien.
Pero ahora el cambio de siglo, es además cambio de milenio. Estamos, poco menos, que haciendo historia. Cuántos no habrán nacido y muerto con la imposibilidad evidente, de no poder vivir lo que nosotros viviremos, a no ser de alguna fatalidad irrespetuosa, en pocas horas.
Inauguraré el nuevo milenio, como los conquistadores de corazones más que de tierras, con la euforia de la vida y el champán viajando por mis venas.
Feliz 2001