Ayer estuve viendo el partido de las estrellas, el "All Star" de la NBA. Un partido fantástico, en el que lamentablemente Jordan no brilló, y en el que se dio a la vez una paradoja y una coincidencia de pareceres, el mío y el del público que abarrotaba el coliseo. Bryant hizo mucho, tiró todo lo que le llegó, dobló en tiros intentados al segundo que más intentos hizo, vamos que se empeñó en llevarse el premio a jugador más valioso y se lo llevó, pero he ahí la paradoja y la coincidencia, según levantaba el trofeo el pabellón bufaba, silbábamos todos porque Bryant no es Jordan ni se le parece.
Luego me acosté, y por aquello de que se me durmiera la conciencia de tantas cosas mal hechas :P
me puse la radio, y acabado ya el larguero sin noticias buenas (mi Athletic solamente empató) no me quedó más remedio que escuchar el programa taurino de Manuel Molés. Que aunque parezca mentira, entretiene.
Y aquí lo curioso, entrevistó a un crítico taurino que le relataba la faena de unos diestros de yo que sé qué plaza.
El caso es que, aquel, Manuel Molés le preguntaba:
-¿Qué tal ha estado Fulano?
Y el otro decía:
-"Bien" - que significaba bien.
-¿Y Mengano?
-"Bueno" - Y esto sí que no tiene perdida, significaba: "Malo"
Cuando el tipo éste decía bueno era porque no había estado fatal. Pero no tenía agallas el tio. Vaya crítico más "bueno". Así han de ser los críticos, misericordiosos, como si estuviera decidiendo el destino entre el cielo y el infierno. Como si le diera pena condenar a la eternidad cuando no se tiene que valorar nada más que un rato de una tarde.
Otro día iba yo por el centro de la "city" (así escribe ciudad un periodista de "El País" que ha debido ver mucho mundo. Debe saber inglés al dedillo, pues se le escapan palabrejas sin querer. Debe saber tanto inglés que se le confunden los idiomas).
Iba por el centro, y pasé por la puerta cerrada de la plaza de toros pudiendo ver dentro a un chavalete dando unos pases, mientras otro cogía unos cuernos de toro y se agachaba para coger capote sin incidentes. Otros toros más peligrosos tendrá que enfrentar. Más vale que no se acomode a embestidas tan flojas.
¿Se imaginan ser el mejor con los cuernos, haciendo de toro? El mejor del mundo. Todas las plazas se te disputarían. Aparecería tu nombre al lado de lo de Miura. Cinco Miuras y tú, dejándote para el final, el plato fuerte.
Lo malo curarse las heridas, que las banderillas han de escocer, no te digo lo de atacar el caballo para que te apuñalen...
eso sí, antes de nada ya pactado:
- Sin entrar a matar ¡eh!
En el centro aquel chavalín daba pases para que un día le digan a Molés:
"Bien" o, dubitativamente: "Bueno"