Acabo en este mismo momento de acabar el libro. "La sombra del viento". Ayer visité la web, hice el juego que propone y estuve leyendo acerca de la zafonmania que parece se ha desatado en Europa con este libro. Las críticas son superlativas.
Sin embargo es un libro triste, como todos los no académicos. Triste porque está salpicado de muerte como la vida. Por eso emociona al igual que vivir.
Acabado ya a uno le embarga una tristeza distinta, porque ha vivido horas atrapado entre sus páginas, sintiendo en propia piel los avatares de los personajes, los ha visto tan de cerca que quiere seguir con ellos. Como cuando te despides de quien quieres, pero entonces sabes que la volverás a ver, aunque a veces los minutos se vuelvan un periodo demasiado largo. En la novela la certidumbre del fin se hace herida. Y no se me ocurre más consuelo que un nuevo libro al rescate. Leer historias nuevas exactamente igual que hacía Alonso Quijano camino de perder la cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario