domingo, 3 de mayo de 2009

La gripe

Me tienes en tus manos.

Colgando en tus manos - Carlos Baute y Marta Sánchez



¿Seré capaz de escribir un post sin hacer referencia al partido Madrid-Barça de ayer?

Tarde ya.

Pero no quería hablar sobre eso. Ni tampoco sobre Aznar al que le leo en una cabecera diciendo que este gobierno debería terminar cuanto antes. Y no he querido seguir con pormenores, no vayan a salir los tanques a la calle. De Aznar me valen solamente los titulares porque ya sé cómo piensa (cuando no sigue dictados de otro). Aunque todos sabemos que si leyera más, si me adentrara en las procelosas aguas de su discurso podría seguir escribiendo, se ha convertido en motivo de inspiración, para mí es el río que no cesa. Suministra los balines para mi pistola de niño pequeño, es una diana andante para mí que no tengo más que palabras. Se las tiraría todas para darle donde más duela. ¿Todas? ¿Dónde está Acebes?

Pero hoy yo quería hablar de cerdos. Anunciar nada más que como muy mal, vamos empate. Puesto que no somos pocos los que pensamos que los cerdos se estaban vengando con nosotros por tantos años de explotación, que ya se sabe, del cerdo se aprovecha todo, y jugando con la mutabilidad de los virus y toda esa vaina, habían conseguido pasarnos sus gripes porcinas, como si con nuestras enfermedades humanas no tuviéramos ya bastante.

Así que me alegra leer en el diario de hoy que en el partido de fútbol de la vida les hemos metido un gol por la escuadra. Quizá sea la noticia del día aunque otros no le den tanta importancia. Los del vaso medio vacío. Que en los telediarios prefieren dar sólo las malas noticias por su efecto terapéutico, ya que suelen ser consuelo para humanos desdichados. Sin embargo vaya ahí una noticia a favor, aunque sea para variar: han hallado en Canadá una piara de cerdos infectada por humanos. Es decir, hemos conseguido, gracias sin duda, a ser el animal supremo del planeta, devolverles la enfermedad como un bumerán. Bendito granjero regresado de México.

Ellos nos la lanzaron y a ellos regresa. Es el tiki-taka. El quid pro quo.

Ahora vas y lo cascas.

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