Dejar la paz en que vivía.
Vibro - Rocío Jurado y David Bisbal
Me levanto pronto esta mañana y dispuesto a desayunar un café con leche y unas pastas de manzana "Lagüertina", que pruebo por primera vez y me gustan mucho. Me digo qué mejor que ponerme de nuevo ante la prensa para ver que casos de corrupción nos tiene preparado el nuevo día. Y el día viene cargado de noticias jugosas, de mangantes soterrados, de actualidad harto sospechosa.
Salta a la palestra ahora más detalles de los chanchullos obrados en las Baleares, hoy se llevan por delante a la presidenta de la cámara, que se ha hecho la ofendida presentando su dimisión a todos los efectos, pues por lo que parece se va a retirar de la vida pública para dedicarse a administrar la fortuna tan costosamente acumulada, si es que el juez la deja...
La verdad es que de este caso de corrupción no sé nada más que lo que leo en este momento, ¡hasta de leer corruptelas uno puede acabar cansadico! Pues no digo que no las cometan, que eso sería cuadrar el círculo, que el Tribunal Supremo fuera solvente o que no apestara el Supremo, el Consejo General del Poder Judicial y esa globalidad que son todos que se dedican a la "cosa pública", sólo digo que no nos las cuenten todas. Pues está bien que nuestros políticos consigan improvisar nuevas formas de mangoneo, los mantiene creativos y hasta alerta ante quien pueda afearles la conducta, pero yo pediría que dejen la improvisación solamente para el concurrido campo del pillaje en que se mueven habitualmente. Ya que ver a la clase dirigente diciendo un día Digo y otro Diego resulta descorazonador, pues al fulano de calle le da la impresión de que fueran pollo sin cabeza, que va dando bandazos en todas direcciones. ¿Pues que es eso de decir que van a congelar los salarios de los funcionarios para cambiar de opinión al día siguiente? ¿Tan poca consideración tienen del ciudadano de calle como para andar jugando a digo y desdigo hasta ese punto? Siendo la evidencia de su inutilidad tan grande ¿no sería sensato que se taparan un poco? Porque uno puede ser un incapaz total, pero haría bien en demostrarlo lo menos posible. Claro que éstos les da todo igual, tienen dos años más y así las cosas pueden salir en la tele cagándose en la madre de cada votante diciendo su nombre y apellidos.
Y a los mangantes, que casi son los mejores de todos, por trincados, que los procesen obviamente, que caiga todo el peso de nuestras livianas leyes sobre sus cabezas perplejas, pero que nos dejen de dar detalles. Pues la sobredosis actual da unas ganas de cambiar de país, y hasta de planeta que estoy pensando en ahorrar cien vidas para poder coger billete en uno de esos viajes inter-espaciales que reserva el dueño de Virgin para los muy ricos y despreocupados.
Casi me voy a ir a alguno de los mundos que encierra en su núcleo la PlayStation, que es el refugio actual de lo que fueron para mí en otro tiempo los libros. Allí donde se junta la violencia gratuita, la épica y la música todo queda mucho más armónico. Porque todo esta hecho de mentiras, más o menos como la realidad diaria, pero en este caso son mentiras sin importancia, recreaciones construidas de unos y ceros.
Y allí puedo ser el héroe que quiero ser. El mismo que haría una pira de políticos y sinvergüenzas. Que lo mismo le pasa guillotina a Aznar como empalamiento sin anestesia a todos estos alcaldes de medio pelo que llegaron para hacerse ricos a costa de nosotros.
¿No va a ser mejor encerrarse en universos paralelos que saber que Camps declara 900 euros de patrimonio?
Y eso que se mete 80.000 euros por lo legal. O la mitad de las islas Caimán van a ser suyas o nos salió el risueño muy gastizo. Con la de años que lleva chupando del bote...
¡Pero si ni siquiera se paga sus propios trajes!
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