miércoles, 14 de abril de 2010

El entierro

Despiértate al oscurecer.

Tiramisú de limón - Joaquín Sabina



Sorprenden estos polacos con ese sentir profundo por la muerte de su clase política. Y vale que yo mismo he reclamado el derecho y deber de los ciudadanos para ajusticiar a los chorizos que medran en política y que son trincados en la faena solamente algunas veces, y es verdad que he sido yo mismo el que mantiene que en este país nada tiene ya prestigio, mucho menos jueces y tribunales, como ese Tribunal Constitucional que se tira 4 años para decidir si un Estatuto de Autonomía es o no constitucional ¿de verdad es tan difícil? ¿o será que tienen mucho que hacer? ¿o será que tienen muy poco?

Cierto que no le va mejor al Tribunal Supremo, que no da una derechas, que da la impresión de ser marioneta de designios políticos en la devolución de favores antiguos, y eso que todos sus miembros son auténticos dinosaurios del derecho. La cosa es que ya no traga con ellos ni la prensa extranjera, pero es un gusto oír a los vocales del Consejo General, que a cualquiera le puede parecer que el prestigio y el buen hacer de esta gente no se discute.

¡PERO SI SON TODOS UNOS INÚTILES!

Vaya razón que llevaba el bueno de Joaquín, medio del Valencia, que era un filósofo para marcarme a fuego: TODO ES UN CACHONDEO Y UN DESPELOTE. Él se refería al Valencia con algún entrenador (que ya no está), pero la afirmación nos vale para el país entero en sus más variados ámbitos.

Lo malo es que en este cachondeo de sinvergüenzas que se ríen de uno no hay una pizca de gracia, y en este despelote judicial en el que la gente seria es capaz de mantener una postura y justo la contraria los que necesitamos orientación, que nos lleven por los senderos del saber, estamos del todo perdidos.

¿DE VERDAD ESTOS SON LOS PRO-HOMBRES DE LA SOCIEDAD?

¿Acaso tengo que dar nombres? Todos los conocemos, presidentes, ministros, gentes en la oposición...

¡Bendito Dios, estamos hablando de Pepiño Blanco y de Leyre Pajín?

¿De verdad nos merecemos esto?

Hablamos de Camps, de Ricardo Costa...

¿Son o no de recibo?

Algo se me ha debido meter en el ojo, pues francamente, mire donde mire no veo más que porquería.


Yo tengo que cuidar mi salud porque de un tiempo a esta parte he descubierto que no soy irrompible, pero no ha dejado de sorprenderme y hasta maravillarme la emoción de los polacos cuando pierden de golpe a la mayor parte de su clase política.

¡PERO SI EL PRESIDENTE OBLIGÓ A ATERRIZAR HACE DOS AÑOS A UN COMANDANTE EN IGUALES CONDICIONES QUE LAS DEL OTRO DÍA PORQUE LO MANDABA ÉL Y SANSEACABÓ!

(Al fulano lo despidió después por ser reticente en principio a tomar tierra). ¿No quieres sopa? Pues toma dos tazas.

¡No será que palmaron todas esas personas por la perra del tipejo! Investiguémoslo un poco por si no es necesario hacer el funeral de Estado...

Yo, que soy nada más de retazos no necesito saber más para descubrir en él que era mierda pura. De hecho cuentan que ni siquiera era muy querido por el pueblo llano. Claro que a la llegada de la muerte lo han hecho Diana de Gales.

Ahora todo es derecha e izquierda junta. Todo está mezclado pero no porque no importe o porque vayan a soslayarlo hasta que se caigan los crespones, es que en verdad no hay demasiada diferencia, las diferencias las ponen las personas, y allí como aquí son de un calibre muy bajo.


A mí me consuela la certeza de que si hubiera sido nuestro avión, con Zapatero, al que había que ver ayer saludando como un niño a Obama (sin entender palabra claro) a la mayor parte de la gente mundial se la habría traído al pairo. Quizá menos a los que creían en la alianza de civilizaciones, y en el turno de España en la Unión Europea, pero les habría dado igual del todo a los líderes mundiales, lo mejor de cada casa. Por no hablar de a los fulanos que poblamos este país de fronteras hacia dentro, a los que nos cambiaríamos a otro planeta, valiéndonos cualquiera para el menester de salir por cambiarlo todo.

Vamos, que no diré que no vaya a haber titular de periódico, con lo que gusta, pero eso sí, riesgo cierto de que la gente rebelada al fin se niegue a dar muestra de alteración alguna. Lunes normal y corriente, de los de toda la vida. Ni un ojo que lo lea. Ni un pensamiento siquiera.

Más o menos como los muertos de las guerras. Que dan muy poco trabajo.



Indiferencia absoluta en todo el país y a lo más algún suspiro de alivio.


Del Xuac mayormente.

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