lunes, 12 de abril de 2010

Gozalo

Ya puede caernos encima un diluvio de estrellas.

Slowly - Luis Eduardo Aute



Se me está cayendo la juventud muerto a muerto.

Ayer moría Juan Manuel Gozalo que fue la voz de la radio que yo oía tantas veces en el coche de mi padre. Muchas otras veces lo he escuchado precisamente porque en su voz habitaba también mi recuerdo de hace años. Y hoy vuelvo a sentir que algo de eso se pierde, mi pasado recibe paladas de tierra por culpa de estos famosos a los que he oído o leído y que van desapareciendo, personas dadas por descontado que nunca pensé que pudiera echar de menos. Pero ya me ocurrió también con Andrés Montes que vivía en la posibilidad de que la vida fuera maravillosa, y también en la voz cierta, sincera de Carlos Llamas, que era la radio de fondo de algunas tardes sin tele hace unos años.

¡YO YA NO QUIERO LIGA SINO ES CON LA VOZ ANIMOSA DE GOZALO Y SU RADIO GACETA DE LOS DEPORTES! LAS TARDES RESPIRABAN EN SU TIMBRE Y LOS RATOS DE VIAJE ERAN BUENOS RATOS, LA TARDE DE FÚTBOL COBRABA LA JUSTA DIMENSIÓN DE UNA ETERNIDAD. Y TODO EL FÚTBOL ERA IMPORTANTE Y NO LO ERA AL TIEMPO PORQUE ERA EL PRETEXTO PARA UN ENCUENTRO ENTRE GOZALO Y SUS OYENTES.

Y no fui fiel seguidor, aunque ahora lo eche tanto de menos...


NO QUIERO PARTIDOS EN LA TELE SIN QUE ANDRÉS BAUTICE A SWEET INIESTA, Y NO QUIERO LA REALIDAD MUNDANA Y VERGONZANTE DE LA POLÍTICA SINO ME LA EXPLICA ALGUIEN CABAL COMO CARLOS LLAMAS.


Me ha ocurrido hace poco, sentirme desamparado a la muerte de Miguel Delibes porque con él yo había descubierto la literatura emocionado. Y hoy como entonces vuelvo a tener la posibilidad de que se nos están marchando los buenos.

Me ocurrió también, cómo no, con Michael Jackson, al que admiré desde chaval. Tan impactado por su ausencia que aún hoy me cuesta creer que muriera, que lo hiciera para siempre. Aún me parece que fuera un truco, dispuesto a salir como en Thriller desde el fondo de la tierra.

Sin embargo permanecen con nosotros los políticos trincones, los sinvergüenzas a los que se les anuncian nuevas tropelías en titulares cada día. Son la hierba que nunca muere. Los mismos que hacen que uno quiera saltar del país o del planeta.

Sigue al pie del cañón el mismísimo Ratzinger. Empeñado en hablar latín mientras la mayor parte del mundo se muestra del todo indiferente. Capaz de lograr él solo lo que no consiguieron 20 siglos de historia.



Los seres humanos somos esclavos de la rutina y de las costumbres. Es lo único que tenemos, es todo nuestro arsenal, lo que somos y lo que querremos conservar.

Pero, perdición nuestra, ni eso dura.

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