Pero para escribir sobre Franco B. (Más fácil así) me exigiría buscar para compartir una versión de una canción que me gusta y hoy no lo quiero hacer. Así que mejor escribo del desparrame y despelote del almacén del hospital del Vall d'Ebron, dónde todo está manga por hombro, lo que es normal dicen por urgencias de pandemia y nadie sabe dónde hay nada, ni si lo hay, lo hubo o lo habrá.
Allí cualquier paisano de contrato fijo te puede robar los tubitos de la traqueotomía aunque se usen más que nunca por razón de la pandemia, total eso es una entrada y salida loca de utensilios médicos y bastante hacen con apilarlos en algún sitio, hasta que llegue alguien a desapilarlos. Estas cosas son muy de aquí, cualquiera roba sin necesidad, los demás no se enteran y cuando se enteran es porque a alguien se le hace raro mientras otros muchos lo encontraron la mar de normal.
Hablando de mar, este finde inauguré la temporada de baño con Pablo en el Perelló. Lo pasamos en grande saltando las olas. Se resiste siquiera a visitar el water pero es un sol y el auténtico tesoro de sus papás.
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