martes, 26 de abril de 2022

"Eran dos personajes tan opuestos como Hannah Arendt y Nathan Detroit, que no se ponían de acuerdo sobre nada excepto Hitler y mis calificaciones escolares. Y, sin embargo, y a pesar de toda esa carnicería verbal, siguieron casados durante setenta años, sospecho que por puro rencor."

A propósito de nada - Woody Allen

Sin haberme dado tiempo a acabar los cronopios, que todavía no sé qué o quienes son y no me apetece buscar, que prefiero llevarme esa duda resoluble a la tumba, he iniciado la lectura de la autobiografía de Woody Allen que con claroscuros y todo no deja de ser un personaje principal de mi vida, o no me reía a mandíbula batiente con El dormilón?

Dice muchas cosas y en este caso, en contraposición a tantos otros libros, las voy entendiendo y consigo quedarme con algo que no dice pero que yo colijo con esta cabecita mía que no conseguiría nunca un CI de impresionar, dice que sus papás lo querían mucho, y le dieron una infancia feliz, aunque luego él se torció, tan listo era, al reparar en la finitud de la vida, cuando rondaba tan solo los 5 años. Y he aquí el drama mayor que yo le encuentro a la vida, el amor y la muerte. Cuando la muerte se lleva el amor. El amor infinito, esto sí, de unos padres por su hijo, el amor abandonado de los padres, del padre, de la madre si se va, perdido para siempre, como un olvido, el amor desconsolado de ese hijo que se queda, o que se va si es el quien falta dejando un amor tan huérfano, unas vidas devastadas por la ausencia. Dónde se va el amor? Como seguir la vida con pérdida tan grande, lo malo de la vida no es la muerte, sino la pérdida del amor.

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