lunes, 12 de febrero de 2001
12/02/01 22:47
Me ha contado un pajarito muy lindo. Me ha dicho con alegría la novedad de un regalo. Y es que le han regalado en el hospital donde alegra a los enfermos, un televisor. Y se lo van a poner en el puesto de control, pues a este pajarito no lo enjaula ni la voluntad más férrea. Y es que es un regalo de un paciente, o mejor decir, de la familia de ese paciente pues llegado el momento, entre sanar recuperándose del todo, y morir, fue empujado a la deserción, quizá porque no le quedó otra opción, quizá porque era eso lo que le quedaba por conocer. Así que el pajarito mirará la tele en un televisor nuevo, espléndido, homenaje desde la gratitud de los familiares que aún perdiendo conservaron un agradecimiento sincero. Pero a mi la pena me embarga entero, hasta por personas desconocidas. No puedo desempeñar cualquier trabajo. O incluso no esté hecho para la vida social, si está es indivisible de renuncias.