Aquí vuelvo a colgar las letras. Con la vaga esperanza de que sirvan para algo. Muchas veces quiero aterrizar en el oscuro de lo que vivo, y quiero decirlo aquí y ahora. Sobre este mundo de vacas y hombres locos. El preso es un lunático, un enfermo, que se come preservativos y cartas al juez, pensando que los funcionarios de prisiones (ya no carceleros), quieren matarlo. Y así se le pasa la vida, reutilizando los condones expulsados por sus posaderas de loco sin libertad.
Me pregunto donde está la paz de israelíes y palestinos. Supongo que tan lejos como la de mi amado Euskadi. En algún sitio, ambas, no encontrado todavía.
En la televisión de éste siglo nuevo se recicla la misma basura de los noventa. Se repite o se ofrecen nuevas variantes. La televisión hará crisis, y los hombres por no buscar los libros, se mirarán las caras en los espejos.