Acudo puntual cada mañana a un curso de formador ocupacional. Un curso que podría permitir impartir clases desde el mismo día de su finalización. No sé si me servirá de algo. No sé si todas estas mañanas son tiempo perdido.
Hoy en vista de mi desparpajo y por el ingenio que derrocho de forma irregular me encontré bajando las escaleras hacia el descanso con dos colegas que me decían:
- Tú tendrías que hacer arte dramático. Vales para eso. Se te ve a la legua.
- Te veo haciendo esos monólogos brutales de la televisión.
Dardos en mi línea de flotación. Porque yo formé parte de dos grupos de teatro, pero abandone aquello por parecer etéreo. Por no creer que me fuera a llevar a buen puerto. Me faltó fe, y hoy al recordar los mismos consejos de otras personas, desde muy niño, me entran las dudas de aquel que escogió su camino sin certidumbre alguna. Con la esperanza de acertar.
Ayer vi en re-estreno "Million Dollar Baby" un drama en su superficie novedoso pero de moraleja antigua. Disfruta la vida que es corta, persigue tus sueños y dile te quiero a quien quieras. Para esto último, como sucede en la película, no se necesitan palabras.
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