Yo me pregunto a veces,
¿dónde me llevará esta vocación mía por escribir?
Juro de verdad, que la literatura me ha hecho sentir bien. Especial en un universo que me tiene como sujeto finito y limitado, desmemoriado e insignificante pero especial (soy yo ni más ni menos, irrenunciablemente yo y distinto a los demás). Pensé que a quién le importa que yo escriba aquí o allá (que también lo hago), en qué repercute que no me lea casi nadie, aunque quien me lee importa y mucho. Porque la esperanza que es lo último que se pierde, y por las canas del vecino que no vi cortar, sino arrimar al éxito íntimo de sentirse bien consigo mismo. Me concedo una prórroga nueva para ver cuando mejoro y cuánto. Por esa satisfacción que vendrá a no tardar.