Han destituido a Ranieri. Que es el mismo que en su día, hace cada vez más años, anunciaba a bombo y platillo el que fuera presidente del Valencia Paco Roig. Claro que aquel en su discurso lo llamó Rinaldi en vez de Ranieri, un poco porque el dinero en el fútbol es como en los juegos de mesa, vale menos, y otro poco porque todos somos humanos y con derecho a equivocarnos.
Ranieri le trajo al Valencia una Copa del Rey que es un trofeo particular, pues parece que solamente le interesa al que lo gana y a su afición alborozada, pero también trajo la sed que solamente da ganar un título. Pues el que no los gana se acostumbró a vivir sin ellos, ni siquiera se plantea la posibilidad de alcanzarlos. Sin embargo, el ganador se siente en la necesidad de demostrar que no perdió esa capacidad.
En esas, tras una temporada magnífica de la mano de Benítez que tuvo que ganar dos títulos y de los gordos para no ser cuestionado, llegó de nuevo Ranieri al Valencia. Sencillamente no pudieron retener a Benítez, que quiso cobrarse la factura de haberse sentido, tantas veces, en el disparadero.
A la directiva ante el plante y las elecciones inminentes le entró ese miedo que te recorre entero cuando llegó la fecha del compromiso y no se tiene nada hecho. Así que pescaron en donde conocían y se trajeron a Ranieri que pidió por su boquita un contrato de 5 estrellas y le dijeron a todo que sí.
Le firmaron por tres años, con atribuciones de manager general, con todo su equipo y con un sueldo estratosférico. Él llegó dispuesto a hacer lo que mejor conocía. Ser un cachondo en las ruedas de prensa. Porque Ranieri es un tipo que cae simpático, siempre nos dice las mismas cosas, que no rinde, "fuerzá", "ánimos", "los chavales lo hicieron bien", "siempre adelante".
Ya no tenía a Claudio López para que desarbolará con su carrera a las defensas contrarias como el Correcaminos. Ahora tenía a Corradi que saltaba por alto a todos los balones sin ganar ninguno.
La crisis no se hizo esperar. Una crisis en realidad creada por la prensa, como casi todo en el fútbol. Porque los ánimos encendidos de la afición que mira al palco se refleja en la prensa en titulares, y son esos titulares los que provocan que la gente vocifere al entrenador y al palco. Nada hay peor para un entrenador que hartar a los medios. Son poderosos y crean corrientes de opinión capaces de mover cimientos.
A Ranieri en el fondo le dará igual que prescindan de él. No es agradable que prescindan de uno, pero los 1000 millones por cobrar le harán más llevadero el recién ganado tiempo libre. Además quizá el año que viene le salga un equipo nuevo, uno italiano con alguien veloz en la delantera que esté dispuesto a correr como una bala por tener contento a Ranieri. Porque él le dará una palmada en el hombro, le dirá "fuerzá" y como le dijo un día a un amigo mío que se lo encontró por la calle, "siempre adelante".
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