Hace unos días me llegó un mail. Parece que García Márquez se ha retirado de la vida pública por razones de salud. Tiene un cáncer linfático. Ha escrito una carta a sus amigos que parece de despedida. Yo me cuento entre ellos aunque él no me conozca ni lo vaya a hacer; lo he conocido en sus textos y en algunos de los libros que leí. A mí me llegó gracias a este invento que en sus comienzos tuvo visos de aplicación militar, como las bombas, y que hoy es de un global que fulminó todas las distancias entre nosotros. Internet.
Es un texto conmovedor. Yo quería guardarlo pero no tengo donde. Siempre ando perdiéndolo todo. Lo dejaré aquí...
'Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de
trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo
más que pudiera.
Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva
pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que
valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más,
entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos
sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen,
despertaría cuando los demás duermen. Si Dios me obsequiara un
trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,
dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma. A los
hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de
enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan
de enamorarse. A un niño le daría alas, pero le dejaría que él
solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte
no llega con la vejez, sino con el olvido. Tantas cosas he
aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que todo el
mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera
felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que
cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera
vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre. He
aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia
abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las
que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir,
porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me
estaré muriendo. Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te
abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el
guardián de tu alma. Si supiera que estos son los últimos minutos
que te veo diría 'te quiero' y no asumiría, tontamente, que ya lo
sabes. Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad
para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo
lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca
te olvidaré. El mañana no le está asegurado a nadie, joven o
viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por
eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega,
seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una
sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para
concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti,
diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos
bien, toma tiempo para decirles 'lo siento', 'perdóname', 'por
favor', 'gracias' y todas las palabras de amor que conoces. Nadie
te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la
fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos y
seres queridos cuánto te importan.'
Gabriel García Márquez
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