viernes, 16 de julio de 2021

Los 23 millones eran para que los acompañara. En espacios cerrados y claustrofóbicos soy la mar de ameno y dinámico. Bezos había dicho que no quería viajar sin mí, no sin ti, había dicho. Y yo, que me deje querer, porque a todos estos tan ricos hay que hacerles sufrir un poco pero estaba dispuesto a acompañarlos, a ponerme a los mandos incluso, con mi entrenamiento, algo oxidado ya, en el Grand Theft Auto. Ya tenían el traje de astronauta a mi medida, lo de Bue Origin planchado en la espalda y cosido en la pechera de la chaqueta deportiva. Lo tenían todo menos mi SÍ alto y claro. Era el único nubarrón por despejar en el propósito de salir zumbando hacia el espacio. Y juro que iba a decirles que sí. Que tenía ese rato para ellos, para jugar a apretar botones, para ver la tierra chiquita desde tan lejos. Pero Y Pablo? Que haré ese rato sin él? Y mi perrita, Jeff Bezos? ...

Pero sobretodo, 

82 años? 

No tenemos una experta en vuelo para acompañarnos de menor edad. No creo que esté mejor que mi padre y ya le dijeron que deje de conducir. Confiar nuestras vidas en ese aparato infernal a una señora tan mayor es algo así como meter una bala auténtica en el tambor para hacer la ruleta rusa.

Dudo que se vea sin gafas. Que haremos si se le caen? Se las tendré que alcanzar yo desatornillándome de mi asiento? Irá por ellas el chiquillo? Que puede perfectamente golpear alguna palanca sin querer, con esas piernas kilométricas de los niños de ahora y conseguir que la nave se descomponga allí mismo, en el espacio, como un puñado de piezas de LEGO.

Yo sé que lo de llevar a la longeva instructora de vuelo es para lo de romper la estadística de la persona de más edad en el espacio, que Jeff es muy de publicidad y mejor gratuita, pero podríamos llevar con nosotros también a Maverick de Top Gun, o en su defecto a Tom Cruise, en quién se puede confiar y al que no le sale mal nada más allá que los matrimonios, y no por culpa de él, sino de ellas, que no abrazan con el suficiente entusiasmo la cienciología.

No estoy yo para que pase lo inconcebible y dejar a Pablo tan pronto. Que muriendo en el espacio además tendrás la fecha pero no un lugar que poner en la lápida. Y no soy de dejar las cosas incompletas, y menos a sabiendas.

Puede que pilotar en la Fórmula Uno todavía me lo pensase, pero NO, Jeff, NO. Conmigo en esto, así las cosas, con ese equipo tan mejorable, no cuentes.

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