lunes, 27 de agosto de 2007

La bella y el soldado

Mis sueños son una broma cruel; se burlan de mí.

Vanilla Sky




A él le llaman sargento Ziegel, supongo que porque lo es aún después de la guerra (de que acabara para él). Ese recorte es del día en que se casa, del día de su boda, con el uniforme de gala y las medallas.

Le estalló un coche bomba en Irak el día en que estuvo en el sitio equivocado a la hora equivocada. Eso debió pensar ella el día en que se lo regresaron arrasado, literalmente. En la foto se la ve algo confusa como no sabiendo como posar para dar bien. Quizá atenta a algunas indicaciones que le diera el fotógrafo para que el álbum quede lo mejor posible. Las fotos son recuerdos para toda la vida, un momento indiscutible e imborrable. Posa el peinado más favorecedor, y con la cara de niña que no comprende bien o que se vio superada por acontecimientos demasiado chocantes como para haber tomado conciencia. Es muy probable que hubiera despedido un día a su novio ansiando volverlo a ver, pensando de corazón que era un héroe e instalada en la certeza de esperar su regreso para desposarse y compartir una vida juntos. Muy probablemente habría anticipado, siquiera mentalmente, esa boda un millón de veces. Se la habría imaginado, y es fácil que lo viera a él con aquellas ropas elegantes, quizá incluso con algunas medallas menos. Sin embargo a la vuelta de la guerra no volvió aquel chico que ella despidió emocionada, volvió este otro que tenía los mismos recuerdos que ella de ese tiempo, el que fuera, que habían vivido juntos. Tenía el mismo nombre y el mismo apellido. No cuesta imaginar que el sargento Ziegel se salvó de milagro, y que quizá ella sea la persona que deba darnos la lección magistral de lo que es el amor.

Porque quizá la vida sea tan solo una, y quizá ella decidiera de verdad que la había de vivir con él, por ser el mismo que la enamoró aunque no lo pareciera. Después de todo otros cambian con el transcurrir del tiempo por dentro y en la forma de tratarlas como para terminar la vida en una guerra constante. Y ese cambio de ámbito doméstico es tan perceptible para ellas como el que desfiguró públicamente al sargento Ziegel para siempre.



También puede ser que esa foto sea un accidente en el que se convertirá un día esa ceremonia. Que ella decida que lo perdido valía tanto como el todo. Que era joven y que tiene la vida entera por delante como para dedicarla en aquella compañía. Vivimos un mundo gobernado por la imagen.

Entonces el amor habría muerto en una cuneta de Bagdad.

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