Jo mateix em disparava.
Corren - Gossos
Casi se me olvida. Que cabeza.
Mira que uno lee la prensa todos los días para ver si se trae hasta aquí alguna noticia que merezca ser comentada, no porque mis comentarios valgan gran cosa, sino porque vistos en la distancia, describen a grandes rasgos el mundo de hoy. Y no son para nadie más que para mí. Porque a veces vengo y leo lo que yo contaba en el 2001, de forma que desparramo sensaciones y fobias por ver durante cuanto tiempo soy capaz de reconocerme.
Sin embargo a punto he estado de dejarme en el tintero la muy extravagante noticia que fuera en relación al juez Garzón y el archiconocido caso Gurtel. No voy a ahondar en el caso, está abierto y cada vez más claro que Camps prefiere que le regalen los trajes antes de pagarlos por si mismo. Luego lo niega y va por la vida dando lecciones de rectitud tieso como una estaca.
A él le regalan los trajes y él da las campañas de promoción a las empresas que mejor lo tratan.
Esto no es que sea grave, es gravísimo. Pero en el Partido Popular piensan que la gente lo va a entender, cuando la ponzoña vertida deje ver claramente como son las cosas. Después de todo es un pecado venial ¿no podría ser mucho peor? ¿que son 35000 euros en trajes?
Fíjate que es curioso que yo también compro los trajes en Milano, gracias que yo debo estar bastante mejor hecho que Camps, pues a mí me caen como un guante sin necesidad de que me los remienden. Claro que 35000 euros no se van en arreglos tan solo. Detrás tiene que haber unas calidades inimaginables, a las que yo no alcanzo.
Los trajes de Camps son de la mejor calidad aunque luzcan tan poco.
Las personas olvidarán lo de los trajes porque de aquellas lluvias estos lodos. Peor era con Vera, Barrionuevo, las sobresueldos y las sacas de fondos reservados.
Y además ¡qué importa si somos campeones de Europa!
La honestidad cotiza a la baja. Ser intachable lamentablemente no se estila. Pero Camps es un cadáver político a poco que pese la razón en esta sinrazón.
A mí me importa más aquel que cometiendo errores de tamaño proporcional se va de rositas y como si nada. Casi se me olvida, hay que ver. Hablo de Fernando de Rosa, vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, que antes de nada es el organismo que ha de velar por la independencia de los jueces en su ámbito jurisdiccional, menos en un caso. Uno entre un millón, justo el que rompe la baraja, aquel casual que se dio, que el vicepresidente sea amigo íntimo de Camps, entonces el paisano se despacha a gusto en Canal 9 amenazando al juez por estar a punto de rebasar la línea roja de la prevaricación.
En realidad le está dando un mensaje alto y claro: debe dejar las averiguaciones desde la Audiencia de Madrid y ceder el testigo a jueces quizá menos interesados en la verdad, los del Tribunal Superior de Justicia de Valencia, por ejemplo. Debe dejar de atosigar al president de la Generalitat Valenciana. Y se lo dice él que tendría que ser el último en pronunciarse.
Que esto haya ocurrido, es decir, que el segundo en importancia del organismo que ha de velar por la autonomía de los jueces se haya lanzado al ruedo de los desatinos, solo porque fue en sus tiempos Conseller de Justicia del gobierno de Camps es, como no podía ser de otra manera, intolerable. Se explica precisamente en la delgada línea roja que separa el poder político del judicial. Aunque pensándolo bien, el Consejo General no es un poder político. Pero sus miembros si lo son, al menos este.
¿Y por qué saltar tan destemplado y tan valiente? ¿De verdad iba a conseguir su cometido? ¿Le sirvió de algo calentar la boca? ¿Esperaba amedrentar a alguien?
¿Hizo uso de razones que encontrar en las leyes o en los códigos de la mafia?
El Conseller no hace más que defender a su jefe. Que ya no lo es, es verdad, pero lo fue, y los recuerdos están vivos como yo, hay lealtades que no entienden de manuales, ni de jurisprudencia, de justicia; ni siquiera de sensatez.
Claro que algunas cosas rechinan tanto que se dejan pasar difícilmente, así que se reunió la Comisión Permanente del CGPJ para rogar que las instituciones y poderes del Estado no interfieran en la independencia de los jueces y magistrados, es decir dio un recordatorio de perogrullo, pero esta vez no era a ningún organismo equis, sino a si mismo, se retroalimentaba, se llamaba al orden como las luces que se apagan dentro de un manicomio. Y se dispuso después a valorar cuán graves habían sido las manifestaciones de su vicepresidente.
¿Es verdaderamente una persona parcial?
¿Debemos entender que su juicio no está contaminado a partir de ahora?
¿Puede seguir siendo el vicepresidente del organismo de gobierno de los jueces?
La respuesta es que sí. Lógica manda.
De Rosa se precipitó a pedir disculpas por convertirse en un hincha de Camps con el micro delante. Pero es que la pasión nubla voluntades. Dice que él hablaba a título particular. En la tele de Camps. Sin embargo lo cierto es que a titulo particular a ninguno interesa su opinión.
La mayoría por suerte no sabríamos quién es. Y habríamos preferido no saberlo.
Que importa en el fondo si es o no de recibo. Que importa que no haya pasado nada.
La vida copia al fútbol. Las acciones nunca traen consecuencias. Simplemente todo continúa.
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