viernes, 19 de marzo de 2021

En Valencia llueve poco. He jugado al Euromillón de esta noche y a la primitiva de mañana. Pudiera ser que caigan una lluvia de millones. No estoy seguro de que jugara antes nunca, desde que necesito que me toque, chispeando sobre mi cabeza, bajo el orbayu como dicen en el norte, de un día desapacible y que puede acabar maravillosamente bien. Pudiera ser este hecho, la lluvia al momento de la compra, el archiconocido hecho diferencial que vengo buscando hace tiempo. El suceso desencadenante. Lo que provoca que sea mi boleto y no cualquier otro el agraciado con tantos y tantos millones. Partiendo eso sí, aunque no podamos estar seguros del todo, que el premio no esté dado de antemano, o que ni siquiera haya premio, que también puede ser, o no ser.

Puede que en los últimos días no haya dicho nada de los sorteos, pero eso no significa que haya perdido un ápice de interés en que me toque. 

Me interesa, y mucho.

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