miércoles, 3 de marzo de 2021

Si hay un día para que te visite la del confeti es el día de tu cumpleaños. No sé si había sorteo anoche ni si había jugado pero habría sido estupendo soplar las velas en París, por ejemplo, sobornando tantos funcionarios como hiciera falta por carecer de PCR en vigor o del pasaporte de vacunado.

A lo tonto y sin quererlo de veras me estoy haciendo viejo. Hecho que no se trasluce apenas en mi apariencia física, luzco mozalbete de buen ver y de mejor tocar todavía, soy como Brad Pitt en aquella película de joven, no digo la que se va haciendo joven con el transcurso de su vida, sino esa otra en que va a caballo y parece que será joven y guapo para siempre. Mi vejez se nota más bien en pequeños dolores, en sentir el cuerpo acartonado tras mantener un buen rato la misma postura. 

Debe ser que ya he perdido del todo mi elasticidad que permitía atacar las rodillas de mis oponentes en mis años de full contact, allá en la prehistoria. Antes del iPhone, la Internet y hasta los mensajes de texto.

Es por ello que se me va haciendo más urgente lo de la lotería. No creo que sea relevante jugar o no hacerlo, lo fundamental es que me toque.

No quisiera pasar toda la vida deseándolo sin ver puerta.

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