miércoles, 14 de abril de 2021

Mis manejos con la del confeti han dado que hablar. Era inevitable. Demasiado buen rollo para tan poco premio. No ayuda que se hiciera la interesante dejándome de visitar algunos días después de un sorteo. Las habladurías de la gente dicen que era para que la echara de menos, los juegos del cortejo, que son tan antiguos como el cortejo mismo, y que resultaron en lo que se podía esperar, que la eché de menos cada mañana que no acudió.

La cosa es que se ha debido correr la voz, tanto hablar de la del confeti, de que soy alguien fácil, o desesperado en ponerlo fácil, porque ahora recibo emails como el de esta Anna, con doble N, que me habla en inglés sin saber que no sé palabra pese a mis esfuerzos en clases y con el Duolingo. Otra que quiere impresionar, sin duda. Con el inglés ciertamente acierta. Estoy impresionado. Cualquiera con más inglés que yo me hace parecer poca cosa y tiene toda mi atención. Me dice algo sobre que viene a través de un amigo común, me ha estado investigando, se ve que tiene un interés genuino en mí. Puedo imaginarme cuánto le ha costado dirigirse a mí, el mucho cuidado puesto en escoger las palabras. Y me manda como colofón, por lo que entiendo, una colección de sus mejores fotos, un book que no deje nada a la imaginación. Los ojos que se ven así de fácil como lo del inglés nos hablan de que Anna probablemente es guapa, aunque no lleve confeti incorporado. Vivimos tiempos en que la belleza está solamente en los ojos...

La lástima es que Google no me recomienda abrir el enlace. No se fía, y yo a Google a estas alturas le tengo vendida el alma. Que sabe ya de cada uno más que nosotros mismos.

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