viernes, 21 de octubre de 2005

Es mejor Jordi

Ayer visitaba este weblog mi amigo Jordi. Me dijo que tenía que hablar de él aquí, y ya lo he hecho alguna vez, aunque encontrar aquel o aquellos artículos entre tantos de casi 5 años sea tarea desalentadora, por eso no le pediré ese naufragio a él ni lo haré yo. Si me pierdo entre aquellos escritos soy capaz de no regresar mentalmente en condiciones, (en mis actuales condiciones que tampoco digo que sean óptimas, pero no me ayudará en nada la lectura de mis neuras anteriores, los cimientos sobre los que se asentarán mis nuevas neuras, ... regresar sobre el GAL a estas alturas no favorecerá en nada a nadie).

Así que mejor si escribo algo nuevo. De Jordi puedo decir que es un buen amigo, que tengo la suerte de habérmelo vuelto a encontrar tras un lapso sin vernos, y que probablemente es el mejor actor de todos los que he conocido personalmente (y de los no conocidos andará justo por detrás de De Niro :)) Aún recuerdo nuestros ensayos en el cuchitril de "El Baúl" hace tantos años. Aquellos ensayos eran para mondarse de risa, yo acababa por norma general revolcándome en la silla, y terminaba llorando de risa. Recuerdo ahora, según escribo, que durante un tiempo casi se nos hizo imposible ensayar juntos, nos daba la risa nada más empezar y aquello era ya imparable, como los penaltis que lanza Camacho.

Ahora Jordi se come el mundo en Madrid, apostando como un valiente por dar rienda suelta al arte dramático que en su caso es el arte del cómico, pues pocos podrán igualar su capacidad para el humor. Ya lo van descubriendo poco a poco, no le llegó todavía su gran oportunidad, pero sabrá ser el centro de todos los focos.



En los medios de una plaza de toros y en los medios televisivos se necesita además de talento una pizca de suerte. Es curioso el caso del "Neng". Un actor tan listo como para representar un personaje poco menos que retrasado mental y que esto le de mucho dinero. Supongo que es la evolución lógica de aquel mundo de los payasos, dicho esto sin ánimo de ofender. En sus mejores tiempos se juntaban uno listo y otro tonto que caía al suelo al irse a sentar sobre una silla que ya no estaba. El listo se la había quitado. El tonto llevaba indefectiblemente una pelota roja en la nariz. Hoy el listo es Buenafuente y el tonto el Neng, un tonto que pese a retratar a una serie de individuos muy específicos, ha logrado que estos se afiancen en su estereotipo y luzcan su pinta y sus maneras con nuevos bríos. Lejos de sentirse insultados por quien coge su rol unas horas al día para luego volver a la normalidad, lo celebran sintiéndose importantes, con la importancia que da a todo la televisión. Homer Simpson se abrazaba a ella y le susurraba "nunca más me enfadaré contigo". Son "nengs" veinticuatro horas al día y para siempre.

Reconocidos los méritos del actor, no apuntaremos entre ellos la célebre frase "¿qué pasa neng? Simplemente porque es una frase de uso muy común en catalán, aquel ¿qué pasa nén? Estamos siempre dispuestos a comprar lo mismo que tenemos en casa solamente porque nos cambiarán el envoltorio.

El Neng tiene mérito, yo que llevo hablando un rato de él apenas lo conozco. No veo apenas la tele (no me abrazaré por tanto a ella). Quizá por eso me equivoco tanto, porque siempre estoy dispuesto a abrir la bocaza para hablar de cosas de las que apenas tengo unas trazas. Por eso es mejor que vuelva a Jordi, ese amigo mío de talento mayor, que se hará con la televisión en cuanto surja la oportunidad adecuada. Entonces la televisión iniciará una remontada que algunos ansiamos, y lloraremos de risa y de alegría diciendo con estupefacción "cómo puede ser tan bueno".

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