Alguien se acuerda de aquel monigote de hace muchos años que salía en las pegatinas. Se hizo muy famoso. Creo que era un círculo amarillo que decía eso de "toy lo que sea". Pero no conviene fiarse de mi memoria que yo como el prota de "Memento" voy dejando notitas por aquí y allá para que sean ellas las que me recuerden las cosas.
El caso es que "toy malo", pero no enfermo ni nada de eso, la mala hierba es resistente y yo también. Y el caso es que para caer malillo no debieran faltar razones porque mi menú diario, salvo excepciones está compuesto de mucho microhondas y un poco de sartén para un vuelta y vuelta.
"Toy malo" pero no de salud. Toy con ganas de molestar, de ofender, de avasallar. Aún me pregunto quién inventa los anuncios de mi compañía de teléfono móvil. Toda aquella gente dándose un abrazo bajo ese himno corpora-festivo de esa voz insistente: "Ná, ná, ná"; aquel fulano corriendo con una bandera hasta un lugar, seguro sin cobertura. Aquel idiota pegando saltitos por la calle con aquella chaqueta verde por si los saltos no fueran suficiente reclamo, por si darlos no lo hicieran parecer suficientemente idiota. Aquel Santa Claus verde que lograría que todos los abonados aborreciéramos la Navidad (y a la compañía por supuesto). Aquella mengana sentada a la mesa con un paisanin como una intrusa en casa ajena, como una vendedora de enciclopedias a la fuerza, y encima con aquel careto, como haciendo pasar por imbécil al otro, ¡quién de los dos lleva aquella chaqueta! Y el peor de todos ¡aquellos enanos cayendo del cielo para aterrizar en una furgoneta!
Francamente, así de pronto no recuerdo ninguno más, lo que es sin duda una buena noticia, pues supongo que retener alguno más de esos engendros televisivos podría provocarme un serio deterioro cerebral. Más grave aún que recordar este puñado.
Yo, la verdad, es que cada vez que veo uno de estos anuncios me lanzo sobre el móvil más que dispuesto a darme de baja gracias a su publicidad. Y espetárselo así a la valiente moza que ha de dar la cara por ellos. Pero me retengo, miro pa otro lado y cambio de cadena pa encontrar los de la competencia, Movistar principalmente que le van a la zaga. Sobre todo cuando usan a aquellos dos muchachos sin talento alguno para recitar unos textos sin gracia ni miga. De la publicidad de estos podría hablar largo y tendido pero la verdad es que no tengo demasiada gana. Toy malo, pero lo toy contra Amena.
Le he cogido mucha manía. Sus anuncios son de pésimos algo insoportable, y para más inri el móvil que me compré hace no menos de 3 años tiene una teclita algo floja y sujeta con celo. ¡Quién me ha visto y quién me ve! Con lo pijín que era yo antes para estas cosas. Pero todos cambiamos, supongo. Además ahora cuando corro a llamar para decir que no me volverán a ver el pelo, en el segundo tono, recuerdo el "una y no más", atractiva oferta a la que me acogí y que ¡vive dios! estoy aprovechando. Y me digo que la venganza por semejante publicidad es un plato que se ha de servir frío. Allá por junio, cuando las tarifas vuelvan al cauce de lo corriente. Entonces seré yo quien ría el último.
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