Hoy tengo 32 años. Habrá quien diga que soy un año mayor, y quien con mala leche diga que soy un año más viejo. Ambos se equivocan.
De ayer a hoy transcurrió un día. En apariencia soy el mismo de ayer.
Es verdad que los años se precipitan cada vez con más rapidez. Yo tengo la sensación de haber perdido el tiempo de forma que el que fue aprovechado, un poco nada más, no me habría hecho, todo junto, día tras día, mayor de edad.
Pero aún es peor si uno se detiene a mirar los momentos que fueron realmente mágicos. Lo que es más allá que inolvidable, trascendente. Entonces todo aquel tiempo quizá no compusiera siquiera un largometraje americano.
A veces recupero canciones del pasado y es entonces cuando uno se da cuenta de que el reloj es enemigo inexorable. Que no se detiene ante nada.
Canta Pedro Guerra aquello de:
"Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero se abraza a lo que tiene
y se levanta con la fuerza que le queda.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción
que la que sabe y la cantó
y si no la sabe tararea.
Pasa, entra
no importa lo que fue porque será
lo que será y alguna forma encontrarás
para pasar por esa puerta."
Y quizá eso sea lo más importante. Vivir de puertas abiertas y en positivo. Claro que a veces habrá que hacer de tripas corazón, y algunas veces del corazón, tripas. Pero nunca será nada que no se pueda sobrellevar.
Hoy cumplo los 32 que dice que tengo mi carnet de identidad para el que quiera hacer la resta bien. Yo fui más de Larry Bird que llevaba el 33 a la espalda y poco de Magic Johnson que lucía el 32 hasta que enfermó y no le dejaron seguir jugando. Pero los 33 me quedan tan lejos...
Pero yo tengo un truco. Cada año desde hace algunos adelanto mi nacimiento. Lo bien que le habría ido esto a Liz Taylor. Ahora tengo 23 recién cumplidos, los de Michael Jordan.
Pobrecita mi melliza. Ella no sabe el truco y los está cumpliendo todos.
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