domingo, 11 de marzo de 2007

Tres años después

Conste que no digo que tenga la pinta de pánfilo por formar parte del ancho organigrama del Partido Popular. Solamente que tenía pinta de pánfilo y que demostró ser del todo idiota cuando dijo aquello de que el gobierno no podía hacer lo que fuera porque el PP no le deja. Juro que me gustaría dar un nombre a aquellos ojos inexpresivos algo alucinados por tener delante una cámara. ¿Qué habremos hecho para merecer esto? Resulta que ahora el gobierno ha de estar de manos atadas porque el mayor partido de la oposición no está de acuerdo con las medidas del gobierno. Será que nuestro gobierno no es un gobierno en realidad sino títeres manejados desde la sombra por Rajoy ¿qué digo Rajoy? Por Aznar que hace algo más que dejarse crecer el pelo. Da también conferencias a diestra y diestra (sip).

Con el Partido Popular ha venido a ocurrir lo nunca visto. Tenía oposición cerrada cuando estaba en el gobierno de la nación y la ha conservado, a cal y canto, en la oposición. No sería raro que algún parlamentario de los que vocean y patalean tan a menudo le diera, inspiración mediante, por escribir un libro que llevara por título: "La soledad del político" y tal vez entonces ese sentimiento, borbotón nacido en el aislamiento y en el eco fuera del todo cierto. Parece mentira, es verdad pero en este país la oposición no la tiene el gobierno sino el Partido Popular que tiene a todos los demás, extraordinario espectro político en contra. No ha de resultar tan raro, después de todo ¿quién de ustedes se tomaría un café con Angel Acebes?

Es curioso observar lo mal que encajó la derrota que le infligieron, no las urnas, las pobres bastante tienen con pasar de vacío el año entero hasta que las desempolvan por elecciones, sino los ciudadanos, hartos de estar hartos, como dice Sabina, de tanto político y de tanta mentira.

Decía José María García que Rajoy tiene una cosa muy buena y una cosa fatal, la buena: que allá por donde va pasa sin manchar; la mala: que no limpia. Y no resulta tan difícil de creer ¿verdad?

Hoy se cumplen tres años de la muerte de 192 inocentes en los trenes de Madrid. Y la verdad misma que no podrán tapar por mucho que insistan por la tele es que las ansias de figurar, el impetú de no quedar al margen de la historia, de no ser de los que quedan relegados al rincón hizo de Aznar un personaje muy peligroso, lo enfrascó en la invasión militar de un país que era soberano, y lo hizo subordinado al mayor zoquete que se pusiera nunca un sombrero de cow-boy. Puso en el mapa a España para que los radicales que dan su vida por lo que creen nos hicieran en suelo patrio el mayor atentado terrorista que se dio nunca en Europa. Y lo hicieron cuando mayor daño podían hacer a Jose María Aznar. Nunca antes un partido político con mayoría absoluta había pasado directamente a la oposición.

Canta Ismael Serrano, aunque lo hace para hablar del amor, que no sabe si hubo un antes, pero que lo que es seguro es que hubo un después. Hubo un después de el 11M. Ese día saltaron por los aires muchas vidas y algo más.

Se benefició Zapatero de un resultado condicionado sin duda, y resultó que es políticamente hablando, brazo arriba, brazo abajo, lo mismo que las siglas ZP. Una medianía absoluta.

Hoy claman los ciudadanos de bien porque el terrorista De Juana se beneficiará de estar preso en su casa. Quizá hubiera sido mejor dejarlo morir de hambre. Muchos lo piensan aunque yo no estoy de acuerdo. Sin embargo la cuestión es compleja. ¿Y si otros delincuentes inician también una huelga de hambre para abandonar la cárcel? ¿Ha sido éste un chantaje al Estado? ¿Tuvo algo que ver que este señor hubiera cumplido la pena impuesta por sus delitos de sangre? ¿Fue aquella pena insuficiente? ¿Podía este hombre volver a pisar la calle tras asesinar a 23 personas? Y si cumpliera la pena impuesta por amenazas desde la cárcel, ¿qué ocurrirá?

Yo me considero un ignorante absoluto. Y más ahora que apenas leo como marcha el país. Hay quien afirma que esta medida ha sido una cesión a ETA. No lo creo, no ha sido ETA una banda que tuviera demasiado presente las piezas caídas. En cualquier caso, si así fuera, si se acabaran los muertos por terrorismo yo daría por bien empleado que este señor se pudiera desplazar por el pasillo de su casa sin poder salir siquiera a pedir sal y pimienta, que tampoco habría quien le abriera la puerta.

En la vida el pasado es un bagaje del que no logra uno desprenderse. A veces es un paracaídas que salva, a veces un parapente para volar a otro lado y a veces una maleta demasiado pesada. Uno quiere correr pero apenas logra moverse del sitio. Solamente le alcanza para cansarse y para maldecir la vida que tiene, es verdad, puede decirlo porque resulta del todo cierto al menos para él. Dijo Pedro Salinas aquello de "esta vida columpiándose no es vida, dulce es retraso de un morir que no perdona".

Pero maldito presente; no es dulce.

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