Si alguien de fuera de Asturias me oyera decir que le voy a llevar a mis padres unos cuantos carbayones quizá creyera que no les quiero y que les voy a llevar algo que suena mal y que debe saber peor. Pero no, el carbayón es un pastel típico de aquí y voy a llevar a las Fallas los mejores. Los hacen en la confitería "Camilo de Blas" de Oviedo y me los va a traer el martes un cliente con el que congenié desde el principio. Yo le insistí en que se cogiera una docena para él, pero dice que no, que de ningún modo, que a lo más y por no hacerme el feo se quedará dos unidades. Dice que iba a ir igual a Oviedo, pero yo sospecho que no es verdad...
Bueno, es viernes 9. Lo es todo el día. Mañana sábado y el miércoles 14 marcho surcando los cielos de esta España que no termina de desmembrarse, ni falta que le hace, ni creo que lo haga, hasta Valencia que es una ciudad intentando olvidar la tristeza. Aterrizo en la noche para ir a cenar por ahí (ya está programado el sitio). Me quedo un buen puñado de días, y esta vez tengo la firme intención de sacudir al anciano en que me he convertido para salir de fiesta hasta que el cuerpo aguante, es decir tá la una, sumo :).
Digo yo que tendré que patear esa ciudad para ver todos los monigotes. Que tendré que ir a las Mascletás para ver si siguen sonando como recuerdo, dejando lo mejor para el final, trepidantes. Que tendré que desafiar la cintura peonza que toy echando con unos buñuelos bañados en chocolate; enemistado tengo al cinto conmigo, ya no hay pantalón que me caiga...
Los amigos del Pere han fijado una cena para el viernes 16. Creo que nos vamos a juntar casi todos. Las uvas vuelven al racimo. Sospecho que va a ser cojonudo, con perdón.
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