domingo, 1 de marzo de 2009

San Mario

Naúfragos en la catedral.

Lágrimas de plástico azul - Joaquín Sabina



Es más o menos notorio que mis viernes noche son como mis sábados por la noche, todos ellos tiempo sin planes. Di que son cosas de la edad, o es cosa de insociabilidad. Soy yo o son los otros.

El caso es que ayer estuve viendo el partido del Real Madrid hasta que haciendo zapping al descanso me encontré en la Noria, que debe pagar muy bien, a lo Muñoz, con Mario Conde desgranando su espiritualidad de inteligente incomprendido. Y como lo otro tenía poco interés y al sábado uno debe sacarle horas para no acordarse de él los lunes decidí llamar al sueño escuchando sus disquisiciones sobre tiempos peores y mejores. Que de todo ha tenido el hombre.

¡Qué gozada dormirse a ratos con la tele puesta!


La verdad es que el tipo sigue dando el pego, con su abogacía del Estado y su primero de la promo en Deusto. Claro que luego le vino el mangoneo y el agujero en las cuentas del Banesto. Sin embargo escuchándolo más bien parecía San Mario o monseñor Conde caído en desgracia.

Lástima que no tire de la manta, porque es seguro que sabe cosas que sonrojarían a más de uno. Que pena que por lo general la sinceridad le venga al hombre a la hora de la muerte.

Entonces casi no queda tiempo.

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