Dejadme nacer que me tengo que inventar.
Acabo de llegar - Fito y los fitipaldis
No me preguntes que ha pasado con los comentarios de Sonia en este blog. Creo que los suyos han venido a colmar el saco donde se vierten los millones de comentarios que genera el tráfico intenso de otros blogs. Tan arriba y saturado el servidor que los últimos se les han desparramado. Y en vez de recogerlos para dejarlos donde corresponde han hecho la jugada muy a la española del aquí paz y después gloria, que no pasó nada, lo mismo que barrer hacia debajo de la alfombra. Ya es mala suerte, viene Sonia con el lapicero afilado, que ya es mucho, se toma la molestia de anotar alguna cosa y los comentarios me los pierden, y yo sin poder hacer más que quejarme amargamente. Al menos tendría que poder ponerles una demanda cibernauta, que me fuera correspondida con mil comentarios nuevos, no generados por diabólicos ordenadores, sino de esos en los que hay que adjuntar unas cuantas letrujas escogidas al azar y con forma de cuadro del Greco en una ventana a prueba de fraudes electrónicos, que exijan la presencia física de alguien con ojos y dedos, además claro de unas flores, estas sí reales y olorosas para Sonia por haber perdido precisamente los suyos, que es tan injusta consecuencia para ella como para mí.
Pero por suerte yo voy a seguir arrimando mi miopía en pañales por estos lares, aunque no sea durante este fin de semana, y aspiro a que Sonia no se me moleste por lo que excede a mi control. Quizá entre los dos llevemos a Haloscan a un pleito legal del que no sepan salir sin suplicar mil perdones, después de todo cuando algo desaparece se pierde para siempre, y bien mirado el daño es inmenso. Cualquier juez con un mínimo de sensibilidad lo vería, ya sea conservador o progresista.
Quizá podamos incluso cerrarles la empresa. Aunque estoy seguro de que no tendremos que llegar tan lejos. Después de todo yo soy un experto "mete patas" aunque también sea cierto que si fuera por mí
no me equivocaría otra vez
y Sonia no parece de las que montaría un revuelo por cosas de relativa importancia. Que por eso tiene una familia que le enseña a diario las cosas que son de verdad importantes.
Marcho mañana a Madrid y el fin de semana parece una brochazo de color en este gris con el que acaban regularmente mis semanas.
Quizá por ello llevo los días columpiados felizmente. Cada arreón diario me ha llevado un poco más cerca.
Mañana culmino.
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