Hoy he traicionado mis números de Euromillón. He comprado otros, así en plan improvisado como si mi miopía pudiera ver refulgentes los buenos, como en Matrix con las letras verdes. Luego, con la apuesta hecha la sucesión de números escogida me ha parecido la mar de ramplona, y mi fe ha menguado un poco. El premio no sé si me convence del todo por otro lado, 64 millones no son malos, aunque podrían ser mejores, es decir ser más. Si no me toca tampoco me voy a pegar un tiro.
Estoy en el Perelló, temiendo por la salud de Mandarino y Limonero al que se les ha venido una tormenta encima justo cuando yo mismo los regaba está mañana. Deben estar desconcertados si es que un par de bebés de árbol pueden desconcertarse. De todos modos, todo esto, la lluvia los árboles y los números feos pero nuevos podrían ser el suceso desencadenante.
El hecho imprevisible que conduce a otra lluvia, de millones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario