Amo El Perelló. A veces me pregunto como es que mis amigos de toda la vida, los de allí, no hicieron por unir su futuro a un sitio que nos hizo tan feliz de jóvenes, aunque a ellos no les digo nada. Unos hicieron por quedarse y otros simplemente desaparecieron.
El tomate es riquísimo, los campos, terreno ideal para pasear con Ona, la playa preciosa, tal cual desde hace treinta años, los arroces supremos al paladar más exigente, los limones amarillos.
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