sábado, 16 de agosto de 2008

El repaso

¿Y qué pasa si son ellos?

¿Dónde están los ladrones? - Shakira



Nuestro equipo de baloncesto ha perdido con Estados Unidos por 37 puntos. A nadie le han metido un repaso de semejante importancia. Cualquiera que siguiera el nivel de nuestro basket en las Olimpiadas se lo podía imaginar. Aquel equipo perfectamente engrasado en el Mundial, que siempre tenía claro lo que debía hacer, se ha convertido en un puñado de albañiles, mientras uno trabaja los otros miran. Y sobre ellos el capataz, Aíto García Reneses que a falta de soluciones hace rotaciones, supongo que para que el espectador no odie a uno solo en exclusiva y tenga razones para odiarlos uno a uno por turnos, pues siempre parece que el que sale de nuevas es aún más patán que el que abandona el campo.

Hay dos jugadores sin embargo que son mis preferidos, a saber: Juan Carlos Navarro, que es un paquete al que alguien convenció de ser un fuera de serie con sus "bombas" y que es de los de esforzarse muy poco en defensa por estar fresco para lanzar a canasta todo lo que le llegue a las manos. Que no es hombre de gran fondo físico y debe esforzarse solo para aquello que valga la pena. Su juego es más de estrella que el de todos los NBA juntos. Dámela y resuelvo y tú te ocupas de los pormenores. Conservando además tiene la virtud de aquellos yugoslavos que metían todo lo que tiraban, es decir él sigue tirando, aunque las falle todas. Tiene razón, lo importante no es si subirá o no al marcador, sino su bella estampa elevándose en el aire, no importa si de tres o entrando a canasta. Con cada tiro una nueva ocasión de foto para el albúm de cromos.

El muchacho llega ahora de su aventura americana y tiene la cara de perdedor, como el que se despierta de un sueño para darse cuenta de que no es tan bueno como le decía su madre, aunque ella le vaya a querer igual si entran que si no. Sin embargo contra Estados Unidos se quiere reivindicar, porque no cabe en mente humana que regrese de la liga americana y quede alguien pensando que no era suficientemente bueno para jugar allí, quizá la liga fue lo que falló y no él. O acaso sus compañeros que no le pasaban el balón, se quejaba. Será porque prefieren meterla.

El otro es el hermanísimo Gasol, que juega a cámara lenta porque es un fondón discreto. Sin embargo es otro que nos quieren vender como un estupendo jugador. Será que los técnicos y entendidos de baloncesto no cuentan con que sigamos ningún partido. Como en los países en que los medios de comunicación viven secuestrados, y no es lo que pasa sino lo que se cuenta de lo que pasa. O tal vez tienen razón y es mala suerte de que al hermanísimo no le coja un partido bueno, aunque en todos parezca lento y marrullero.

Aunque puede ser que la culpa no sea de ninguno de estos dos, y el problema sea mío, que no tolero bien ver a los jugadores con calzado de color negro. Quizá porque en mis tiempos de Navarro yo lo llevaba del mismo color y el subconsciente me lanza advertencias en forma de recordatorio, una por cada canasta que fallé en mi vida, que fueron más que las que entraron.


Por otro lado no sé qué moda es esta que ha querido instaurar Pau Gasol de ir por la vida con pinta de mendigo. Con esa pinta enfermo y esa barba descuidada que paradójicamente seguro que cuida mucho. Supongo que es para dar una impresión de poderío y dureza mayor bajo los aros, ya que es abiertamente criticado por blando. En el centro de la zona y de espirítu.

Lo que ocurre es que Pau Gasol en verdad no es un líder, es simplemente el más alto del equipo. Y no le ha seguido en la moda más que su hermano, por razones sentimentales y quizá porque es el ejemplo en el que se mira.

Pero no deja de dar mala impresión verlos jugar juntos, con esa pinta de trogloditas escapados de la caverna. Que no seremos los mejores, pero tampoco parecemos los más limpios, y no me refiero en el juego, sino en la más básica higiene personal.

Dice Romay que nuestro seleccionador se guarda un as en la manga, quizá es que vamos convocar a Superman, porque sin él pensar en el oro es una quimera. Aunque visto lo visto puede que no lleguemos ni siquiera a disputarlo.

Hoy Estados Unidos nos ha pasado por encima, y no digo yo que estos americanos de músculos hinchados no vayan a dar todos positivo en los controles, si es que los pasan, que puede que estén exentos, pero es que nos espera Croacia, que es un país tradicionalmente talentoso y de mano caliente, y jugando al nivel que rayamos en el campeonato ganaremos si acaso por los pelos.

Vivimos un mundo de ciclos me temo, unos más afortunados van hacia arriba y otros van hacia abajo. Decíamos que la selección de fútbol debía aprender de la de baloncesto, y ahora... éstos deben intentar parecerse a lo que fueron.

Con eso nos contentaríamos.

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