domingo, 3 de agosto de 2008

El retorno

Son las cosas de la vida.

Duele el amor - Ana Torroja y Alex Syntek



Pues ya regreso. Y tengo tantas novedades y tantas cosas que decir que me llevarán algún tiempo de ese, del que está por llegar.

Solamente diré que hoy el avión me dejó en el aeropuerto de Ranon que es un lugar desubicado, como un oasis en mitad del desierto, solo que este desierto es verde y el oasis es niebla. De cualquier manera, tuve suerte con los autobuses hoy, por tantas otras en que yo llegaba a cogerlo según estaba saliendo, y me quedaba esperando otro con la cara desencantada de tener tan poca suerte en las cosas pequeñas, pese a tener tanta en las que de verdad importan. Lo malo es que las pequeñas son mucho más cotidianas y frecuentes, al menos para mí.

Esta vez apenas tuve que esperar 7 minutos la salida del autocar que ya estaba allí, como muerto, cuando llegué. Y al entrar en la estación de Oviedo y comprar billete para mi destino final, tuve que apretar el paso porque parecía que lo estaba perdiendo. Date prisa que está saliendo.

Los autocares se daban el testigo el uno al otro para salir. Así que llegué a casa para ver la Fórmula 1 en uno de sus carreras más insulsas y aburridas, con el cronometro puesto en cada respostaje si se quieren ganar puestos.

He puesto a descongelar el frigorífico aprovechando que tiene aún menos que de costumbre.


Sestea me regaló "El juego del Ángel" de Ruiz Zafon, tenía ganas de leerlo y de tenerlo. He leído mucho los dos últimos días. Llevo cerca de 300 páginas y ya sé que no me está gustando tanto como "La sombra del viento", y lo que es peor, le estoy cogiendo ojeriza al protagonista, y es que sus diálogos con los otros se me hace insoportable. Mal síntoma, sin duda.

Por lo demás, asqueado de los vídeos que cuelgan de nuestros periódicos:

La chica aquella dando una paliza a la otra, con puñetazos y patadas. El policía aquel empujando al ciclista para luego llenar un parte con mil mentiras. Y antes aquella negra abandonada en el sala de espera de un sanatorio, donde murió entre espasmos.

Con lo bonitas que son algunas cosas.

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