2000 tumores todos benignos para un mal bicho. Y 300.000 euros estafados para darse la gran vida.
Y el pobre Pablo Raez en la tumba, ese chaval dispuesto a luchar sin perder la fe ni la sonrisa. Que desde su enfermedad nos enseñó esos mismos valores, ese "siempre fuerte" que en su caso era su modo de ser.
La vida está llena de historias emocionantes y a la vez tristes.
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