sábado, 6 de febrero de 2021

Me doy perfecta cuenta de que somos peores padres que nuestros padres. La tecnología, está evolución de años, este internet y estar conectados todo el tiempo les ha quitado a nuestros niños la infancia que tuvimos nosotros. Con lo bonita que fue! Con lo feliz que fuimos! Antes los padres estaban al 100% concentrados en nosotros, el tiempo que fuera, mucho o poco, nos dedicaban plena atención. Ahora repartimos nuestro tiempo entre el niño y el móvil. No es raro verlos revolotear alrededor mientras nosotros miramos el móvil. Mientras las redes sociales y todo ocurre a través de esta pantalla. Es lo que hoy les enseñamos. Alguien dirá que el problema se arregla guardando el teléfono en el cajón. Pero no es sólo eso.

Yo creo que es una tremenda injusticia que Pablo no pueda tener la infancia que tuve yo en otros órdenes. Que no vaya a conocer los cassettes, ni los discos de vinilo ni las tiendas de música. Que no vaya a poder dedicar un rato del viernes por la tarde a decidir que película VHS se llevará a casa. Que no vaya a pagar un recargo por devolverlas al vídeo-club unos días más tarde. Que viera como vi el despegue del ordenador personal. Siento que no vaya a conocer cómo era mi casa cuando yo era pequeño, que no vea a mis padres más jóvenes.

Evidentemente lo que digo es una quimera. Habrá cosas que son imposibles de suceder, es el curso natural del tiempo, pero creo que en el fondo el mundo es peor hoy que el que vivimos en los años 80. Nosotros crecimos con La historia interminable y Regreso al futuro, con la música de Michael Jackson y ellos lo hacen con la de Rosalía. Que ilusión me hizo comprar en FNAC el 3310 de Nokia. Los tenían por docenas apilados y yo removía las cajas para encontrar el número que me gustara más. Caminábamos hacia este momento sin darnos cuenta, no sabíamos cuanto se iba a perder, que íbamos hacia algo peor Steve Jobs,de más Big Data y menos HTML.

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